Por: Omar A. Ávila H. - Finalizaba mi más reciente artículo de opinión diciendo que todavía falta mucho por hacer para conseguir una ruta que nos lleve a salir del marasmo económico, que significa ver el continuo deterioro del poder adquisitivo que causa estragos en la población venezolana.
En la Venezuela de hoy, prácticamente ningún trabajador sea del sector público o privado, gana lo suficiente para cubrir al menos sus necesidades básicas, razón por la cual, desde Unidad Visión Venezuela, no solo entendemos, sino que acompañamos al ciudadano en su legítimo derecho en sus demandas por tener un salario que satisfaga sus necesidades básicas y además le permita dedicar recursos al sano entretenimiento, e incluso poder ahorrar para el futuro.
Ahora bien, hay una realidad que no se puede obviar, y es que durante la bonanza petrolera se cometieron un sinnúmero de errores, entre los que tenemos el aumento de la nómina de una forma que no fue sostenible en términos de brindar calidad de vida a los empleados. Dos décadas después tenemos unos ingresos reducidos, en el que la estatal petrolera produce apenas un 20% de lo que hacía hace 24 años, lo que hace imposible -por ahora- que el Estado financie aunque quisiera cualquier aumento de salario que cubra al menos la Canasta Básica.
El mejor ejemplo, es que desde que llegó este gobierno al poder, han decretado 56 “aumentos” de salario, que no han sido otra cosa que “correcciones” salariales, cuyo resultado es que hoy la mayoría del país gana 90% menos que lo que devengaba en el año 98. Esto constituye una prueba irrefutable del desastre económico; es decir, de lo mal que se ha manejado la política económica en lo que va del siglo XXI. Hablamos de corrección salarial porque lo que se ha intentado es tratar de recuperar parte del poder adquisitivo perdido, sin que eso se traduzca en una mejora del ingreso real.
Hay que decir que la política económica de los últimos años, liquidó la industria petrolera como promotor de nuestro desarrollo social y económico, haciendo que el peso de nuestro desarrollo futuro caiga sobre la capacidad productiva de los venezolanos.
En el sector privado, a pesar que los salarios son más altos que en la administración pública, no es diferente. Sabemos que tampoco les alcanza a los trabajadores; así lo demuestra un estudio de Encovi del año 2021, que habla de que la mitad de la población está desempleada, lo que demuestra el desequilibrio que existe entre la oferta y la demanda laboral. Igualmente deja claro que bajo estas condiciones tampoco veremos mejoras salariales significativas en este sector.
El papel de los políticos, tanto del gobierno como de la oposición, es trabajar en políticas que promuevan el crecimiento económico del país y que esto redunde en una mejora de la capacidad adquisitiva de los venezolanos. No basta con los reconocimientos por parte de quienes están en el gobierno ni de las demandas de quienes están en la oposición. Hace falta trabajar conjuntamente en un paquete de medidas que devuelva la confianza de los inversionistas extranjeros que tanto necesitamos en este momento.
Ejemplos existen en el Continente. El caso de Bolivia es digno de ser destacado. A pesar de las diferencias que se puedan tener con los que han ejercido el poder, lo cierto es que han logrado controlar la inflación y conseguir una mejora real de los salarios sin la necesidad de innumerables decretos de aumento de sueldos.
Los venezolanos nos necesitan unidos. Una cosa es la agenda de los políticos y otra, mucho más prioritaria, es generar condiciones para que la calidad de vida de nuestro pueblo mejore.
FUENTE: Artículo de Opinión - @OmarAvilaVzla
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