miércoles, 27 de febrero de 2013

Madre de caído el 27F: Tenía la esperanza de que estuviera preso

Nubia Lozano, una merideña de ojos muy azules, se acercó este miércoles al Cementerio General del Sur, en Caracas. Vestida de negro y con un pañuelo en la mano se aproximó al monumento "Mártires del 27F", donde reposan los restos de más de 200 víctimas del hecho ocurrido el 27 de febrero de 1989, conocido como El Caracazo.
Allí, en uno de los 72 nichos, está su hijo Jackson Gerardo Lozano Lozano, quien a los 17 años perdió la vida a causa de una de las tantas balas que dispararon las fuerzas públicas del gobierno de Carlos Andrés Pérez (CAP) contra un pueblo cansado del abuso.

El Caracazo fue la expresión popular ante el paquete económico del Gobierno de CAP que establecía la liberación de los precios y de las tasas de interés, aumentos en el precio de la gasolina (en 100%), de las tarifas de electricidad y teléfono (en 50%), privatización de las principales empresas del país, la eliminación de subsidios y del control de cambio, entre otras medidas.

Con Lozano Lozano, reposan alrededor de 30 menores de edad más; niños de 7 años a los que no se les puede acusar de saqueadores o de que eran una amenaza para la ciudad. Pero así fue ese día, como dice la señora Nubia: "A esos policías no les importaba nada, parecía que les gustaba dispararle a la gente".

Jackson vivía en Petare y estudiaba en el liceo Gustavo Herrera (Chacao). Según un amigo, le dispararon cuando acompañó a su novia hasta su casa al salir de clases.

"Él tenía una novia que estudiaba con él; la acompañaba hasta su casa siempre, y en el barrio en el que ella vivía fue que lo mataron. Según, un policía que estaba echando tiros al aire creyendo que iban a saquear".

Al joven, lo recogieron del piso con un disparo en la cabeza y lo trasladaron una moto hasta el hospital Domingo Luciani, donde fue operado sin éxito. Su madre se enteró de su muerte dos días después, gracias a un hermano que era Guardia Nacional y tenía algunos contactos.

"Yo tenía la esperanza de que estuviera preso (...) presentía que se había metido en líos, porque los muchachos a esa edad inventan mucho", comentó Lozano.

Después de la noticia, a Nubia se le cayó el mundo a pedazos. Sus ojos, al hablar de su hijo muerto, así lo demuestran con rapidez. Desde hace 24 años, cada 27 F y en diciembre, va al Cementerio General del Sur.

"Estuve un año internada en el hospital Padre Machado porque no comía (...) llegué a pesar 30 kilos. Este dolor no se lo deseo a nadie", dijo Lozano y agregó que aún conserva la ropa de su hijo, no la bota ni la regala porque considera que no la van a apreciar como lo hace ella. Jackson tiene un sobrino, que lleva su nombre y nació el mismo día de su muerte.

"Mi hermano le puso el nombre de mi hijo a su hijo que hoy tiene 24 años, para que siempre lo recordemos".

FUENTE: AVN

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