Una nueva investigación realizada en Estados Unidos demuestra que el daño genético causado por la nicotina traspasa no sólo a las madres fumadoras y sus hijos, sino también a los nietos. Los efectos nocivos de fumar durante el embarazo son de una mayor duración a lo que se pensaba antes, indicaron los expertos.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores del Centro Médico Harbor-UCLA en California (suroeste) expusieron a un grupo de ratones a la nicotina durante el periodo de gestación. Los descendientes de los roedores, machos y hembras, nacieron con una función pulmonar reducida, explicó Virender Rehan, autor del estudio.
Las crías de esta generación también nacieron con esta patología, que se convirtió en asma, a pesar de que no estuvieron en contacto con el humo del tabaco, señaló Rehan.
Además, causó alteraciones a nivel de ciertas proteínas que envuelven el ADN, indicó.
Según el experto, la nicotina provoca en los machos cambios en el ADN a nivel de los testículos, mientras que en las hembras afecta a los ovarios, activando “genes malos”.
Recientemente, otro estudio reveló que la vulnerabilidad ante los efectos adictivos de la nicotina está moldeada por los genes, lo que explicaría por qué para algunas personas resulta más difícil dejar de fumar que para otras.
Las fumadoras embarazadas encienden una media de 13 cigarrillos al día. Si se suman, a lo largo del embarazo se expone al bebé a las sustancias nocivas de tres mil 640 cigarrillos. Al fumar un cigarrillo estás inhalando más de cuatro mil 700 sustancias nocivas, según investigación.
FUENTE: teleSUR