lunes, 29 de marzo de 2021

Un equipo unificado (+Opinión)

Por: Manuel Figueroa Véliz -
«Las hazañas más grandes e inspiradoras de la historia del alpinismo no son relatos de éxitos individuales, sino del poder extraordinario de un equipo unificado, preparado y con talento en el que cada miembro del equipo está comprometido —lealmente y hasta el final— con los demás miembros y con su visión común. La mayoría de los equipos de alpinismo que se proponen ascender al Everest nunca llegan a la cima: son muy pocos los que lo consiguen. Por una u otra razón, la mayoría de las personas y de los equipos cuando se ven exigidos hasta el límite por unas condiciones extremas, o bien renuncian a la mitad del camino y deciden regresar o se ven obligados a hacerlo». Stephen R. Covey

En cualquier área donde el hombre se desenvuelve, es sumamente difícil conformar un equipo con características especiales que conduzca a lograr objetivos comunes. Eso pasa en las empresas, en el deporte, en la política, solo por nombrar tres ejemplos.

En las empresas, el trabajador más destacado es objeto de proposiciones sustanciosas por parte de la competencia. ¿Cuántos futbolistas pasan con frecuencia de un equipo a otro por mejores contratos? En la política, la traición a los ideales del grupo es lo más común. Muchos tienen su precio fijado.

Uno de los motivos más frecuentes que impide amalgamar un equipo triunfador es la deslealtad. En conjunto hay objetivos y metas; pero en lo individual también los hay. Por lo general, estos últimos terminan prevaleciendo sobre los primeros, trayendo como resultado el fracaso.

El Pacto de Puntofijo, odiado por unos y satanizado por muchos, es un ejemplo claro de un equipo unificado.

Hombres con ideales e ideologías totalmente opuestas decidieron establecer un acuerdo para preservar la incipiente democracia. De no hacerlo, la historia hubiese sido otra durante más de cuatro décadas.

Usted se preguntará ¿por qué en estos tiempos no es cosa fácil lograr un equipo unificado y, de lograrse, es de corta duración? Por una sencilla razón: hay personas que carecen de los más elementales principios o leyes naturales como el amor, la justicia, honestidad, humildad, lealtad, integridad, el respeto, el servicio, el temor de Dios, etc.

Un ejemplo de humildad, justicia, honestidad e integridad —cosa que a muchos políticos les falta— lo encontramos en Anuar el Sadat, presidente de Egipto fallecido durante un atentado hace ya varios años.

Sadat fue un presidente muy popular y comprometido con la causa árabe. En los discurso que daba en cada pueblo del territorio egipcio, no perdía la ocasión para manifestar: «Nunca estrecharé la mano de un israelí mientras ocupen un solo centímetro de suelo árabe».

Ante la necesidad de paz para su país, Sadat no tuvo reparos en reconocer su equivocación y fue al Parlamento israelí a culminar con el acuerdo de paz de Camp David. Su mujer, Jehan Sadat, contó años después que lo encaró en las dependencias privadas del palacio y le preguntó: «Tengo entendido que piensas ir a Israel ¿Eso es verdad?». A lo que él contestó de manera afirmativa.

Jehan: «¿Cómo es posible que lo hagas después de todo lo que has dicho?»

Anuar: «Estaba equivocado y ahora voy a hacer lo correcto».

El presidente de Egipto estuvo dispuesto a perder el liderazgo, el apoyo del mundo árabe, la presidencia de su país e, incluso, su vida tan solo por hacer «lo correcto».

No es fácil reconocer los errores, pero cuando se tienen convicciones es posible rectificar a tiempo.

Los políticos nuestros deben llenarse de una pequeña dosis de humildad para reconocer que han tomado decisiones equivocadas, cuyos resultados han afectado gravemente a los venezolanos y al país como nación.

Quienes promueven la abstención y quienes llaman a votar deben sentarse a analizar el camino trazado, las equivocaciones cometidas, a fin de enfocarse en construir relaciones de unidad hasta llegar a formar un verdadero «equipo unificado» para hacer lo correcto, como lo hicieron con éxito aquellos líderes del Pacto de Puntofijo y como lo hizo Anuar el Sadat.

Manuel Figueroa es Abogado, periodista y profesor universitario. Secretario de Organización de Unidad Visión Venezuela-Sucre.
 
FUENTE: Artículo de Opinión

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