
2) Nada tan mágico como el juego cambiario. Con una ruleta por el estilo estrenó Carlos Andrés Pérez su segunda presidencia en 1989. Los bolívares que administraba los convertía en dólares a tasa preferencial, los cuales vendía a precio de mercado negro para obtener bolívares que volvía a cambiar en dólares preferenciales. A las pocas vueltas de esta maquinita multiplicadora pueden ustedes imaginarse los efectos. Todo sucedía mientras se fusilaba al pueblo en las calles por protestar contra el Paquete Neoliberal. Esta vez no bastó con un chinito de Recadi. Con todas sus ínfulas de Gran Demócrata Latinoamericano, el Inquieto Muchacho de Rubio fue a parar a un calabozo de la cárcel de Los Teques.
3) En nuestro blog http://luisbrittogarcia.blogspot.com escribimos el domingo 15 de julio: “El sector privado opositor culpa al Gobierno de la Escasez, a pesar de que los negociantes obtuvieron del Estado según el presidente Maduro unos 60.000 millones de dólares preferenciales para importar bienes esenciales, y los fugaron aplicándolos a importaciones fantasmas de empresas de maletín. En el juego de la Escasez hay compras nerviosas incentivadas por los medios, estratégicas desapariciones y reapariciones de productos, especulaciones ultrausurarias con los precios. No parece tampoco el sector público haber desarrollado una campaña para sindicar a los verdaderos culpables de la escasez. Dentro de ellos, quienes alegremente otorgaron esa catarata de dólares preferenciales sin exigir garantías de fiel cumplimiento de las importaciones ofrecidas ni prueba de la solvencia de los favorecidos; quienes retardan las sanciones y confiscaciones del caso, quienes postergan el paso trascendente de asumir directamente las importaciones para no depender de una oligarquía que las utiliza para asesinar al proyecto socialista”.
4) El Caballo de Troya de la Guerra Económica entra entonces por un boquete en parte abierto por los propios troyanos. Los errores ocurren, pero quien los oculta los comparte. ¿Quién entregó 60.000 o 25.000 millones de dólares, según la fuente, a empresas de maletín? ¿Quién omitió comprobar su existencia real y su solvencia? ¿Quién recibió esas magnitudes sin prestar garantías? ¿Quién omite emprender acciones contra tantos quienes?
5) Una crisis estalla cuando aparecen los Yonofuís despedidos echándole la culpa a otros. La crisis termina cuando alguien asume su responsabilidad.
FUENTE: SiBCI |