domingo, 18 de mayo de 2014

Carl Herrera: “El irrespeto se ha vuelto algo normal"

Carl Herrera es tal vez uno de los personajes de mayor trascendencia del deporte nacional. Fue el primer latinoamericano en ganar un título de campeón en la mejor liga de baloncesto del mundo, la NBA, y lo hizo dos veces (1994-1995) con los Rockets de Houston.

En esa época el solo hecho de llegar a la NBA sin haber nacido en Estados Unidos ya se consideraba un logro, pero el caraqueño incluso tuvo un papel importante en su equipo, sobre todo en el primer cetro.

Sus éxitos también trascendieron en la selección nacional. Jugó dos Mundiales y fue parte de la gesta de Pórtland 1992, cuando Venezuela clasificó a las JJOO de Barcelona de ese mismo año; sin embargo, Herrera no goza de la popularidad de otros atletas criollos.

De hecho, recientemente ha sido víctima de actos de racismo en los gimnasios de baloncesto y hasta amenazas de muerte recibió. El pasado lunes, el ahora entrenador de Gigantes de Guayana en la LPB, volvió a pasar un mal rato cuando efectivos policiales intentaron aprehender a su hijo justo tras un partido en Puerto Ordaz, por presentar cargos de asalto sexual en Estados Unidos.

Carl considera que estos hechos no son fortuitos.

–¿Por qué cree usted que ocurren estas situaciones?

–Para la gente se ha vuelto normal tomar actitudes irrespetuosas, no sé si es por la forma de ser, lo jocoso que es el venezolano, pero hay que saber cuándo algo es normal o cuándo va más allá.

–¿Cuando usted empezó como jugador vivió episodios de racismo en Venezuela?

–Jamás. La sociedad y la educación eran distintas. El venezolano tenía otro concepto de lo que era vivir. Había respeto. Yo me fui a España en el año 91 y luego estuve en la NBA hasta 2000. Cuando venía en el transcurso de esos años lo hacía para jugar torneos puntuales y no viví situaciones de falta de respeto en carne propia. A partir de 1994 fue que empecé a ver cosas y ya después del 2000 la cosa cambió.

–¿Cree que en esa época cuando regresó a la liga ocurrió algo que hizo a la gente cambiar la percepción de usted?

–Cuando volví tuve que cambiar mi estilo de juego. Digamos que yo jugaba más fino porque así se juega en la NBA; pero me pegaban y le preguntaba a los árbitros por qué no pitaban las faltas y ellos me respondían que yo venía de la NBA, que era un tipo fuerte y que debía aguantar eso; es decir, dejaban que me pegaran y cuando yo respondía de la misma forma ahí si sentenciaban las faltas. Entonces tuve que pelear en los juegos, ser más rudo y fuerte para aguantar la paliza, y creo que me gané una fama de que yo lo que hacía era pelear. Pero yo iba era a mantenerme dentro del juego.

–¿Piensa que la gente no ha entendido su legado?

–No lo van a entender. Yo lo pongo de esta forma: ‘Si estas generaciones no respetan el Himno nacional, no conocen la historia de nuestro país, menos van a entender lo que yo pude hacer en un momento en el que las puertas estaban prácticamente cerradas para los latinos’. Ir a la NBA en aquel momento era como ir a la luna, para mí lo era porque yo veía a todos esos jugadores en la televisión y me parecían inalcanzables. Es algo que tiene que ver con nuestra mentalidad, la cultura, la educación. Son pocos los que se separan de eso y verdaderamente entienden.

–¿Entonces se puede pensar que lo del racismo, los insultos, son propios de cómo está la sociedad venezolana?

–Sí. Se han perdido valores. Me duele porque yo soy de aquí, de Venezuela. Yo nací en Trinidad, pero eso no tiene nada que ver. Mi forma de hablar es de aquí, mi ambiente, mi música, todo es de aquí, y así me siento. Hagan lo que hagan, no me lo van a poder quitar porque mis sensaciones son naturales y yo sé lo que yo siento.

–¿Qué es lo más importante en las relaciones humanas?

–El respeto por delante.

–¿Ha tratado de inculcar eso a sus hijos?

–Siempre. Ahora mismo está la situación de mi hijo Jonathan (está solicitado por la Interpol debido a cargos de asalto sexual). Él cometió un error, todos de jóvenes cometemos errores. Yo no voy a justificar nada, pero mi hijo no le hizo daño a nadie.

–Usted dijo que cree que los insultos, las amenazas y lo de su hijo no es casualidad ¿Sospecha de alguien?

–Es difícil decir algo o apuntar sin pruebas. No las tengo, pero sí pienso en quizás dos personas que pueden estar detrás de esto. A estas personas les irritan cosas de mí.

FUENTE: Reiner Izturriaga - http://www.liderendeportes.com

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