Datos recogidos de dicho evento detectaron una pérdida de masa de la roca antes de llegar al perihelio (el punto más cercano en la órbita de un cuerpo al Sol), lo cual determinó que no sobrevivió a ese acercamiento.
El tamaño del núcleo de ISON podría ser como unos cinco o seis campos de fútbol. Ese pequeño tamaño estaba cerca del límite de lo que el bólido necesitaría para sobrevivir a su viaje alrededor del Sol, según uno de los autores del trabajo, Alfred McEwen.
Observaciones realizados por el Observatorio Solar Terrestre Stereo de la NASA y el Observatorio Solar y Heliosférico SOHO, mostraron que se produjo muy poco polvo después que el cometa pasara por el perihelio, lo cual sugiere que el núcleo del cometa se había roto.
El fin de ISON se pudo contrastar con los datos del Observatorio de Dinámica Solar de la NASA sintonizado para ver longitudes de onda de la luz que indicarían la presencia de oxígeno, que es muy común en los cometas.
“El hecho de que ISON no mostrara oxígeno a pesar de lo cerca que llegó al Sol da una idea de cuán alta era la temperatura de evaporación del material del cometa”, indicó otro de los autores.
FUENTE: Prensa Latina |