domingo, 13 de octubre de 2013

(Opinión) Luis Britto García: ¡Pierde tu semestre, ya nosotras nos graduamos!

1 En su novela El juego de abalorios, Hermann Hesse sueña una casa de estudios autónoma, Castalia, cuyos docentes deben renunciar a toda labor creativa. En Venezuela Castalia se llama síndrome TMT (Todo Menos Tesis). Muchísimos docentes no presentan trabajos de ascenso ni tesis. Quizá las magras remuneraciones los obligaban a rebuscarse en otros trabajos. Quizá Castalia no tiene nada que decir.
2 En mi infancia en las escuelitas cada año elegíamos centros de estudiantes. Bajo las más horrendas dictaduras dábamos ese ejemplo de democracia. Hoy, nueve (9) universidades nacionales están en mora en la convocatoria de elecciones para sus autoridades ¿Qué diría la oposición, que gobierna muchos de esos centros, si el Gobierno retrasara consultas electorales por uno, cuatro o siete años?

3 Alegan los celestinos que una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia impide convocar a elecciones. No leen, o creen que los venezolanos no saben leer. La sentencia Nº 104 del 10-8-2011 del TSJ ordena todo lo contrario: convocar al Consejo Universitario en 15 días hábiles, que este en 30 días reforme el Reglamento de Elecciones de la Universidad Central de Venezuela y en 30 más realice las elecciones. Transforman 75 días hábiles en uno, cuatro o siete años de mora quienes no solo no saben leer sino tampoco contar. El motorizado académico piensa que la ley obliga a los otros y no a él, y ejerce la solidaridad automática con todo el que la viola.

4 En mi adolescencia, el director fue de aula en aula advirtiéndonos que, si seguíamos manifestando, pondría el liceo en manos del ministro de Relaciones Interiores de la dictadura. Consta en WikiLeaks que la rectora García Arocha y otras autoridades acudieron a la embajada estadounidense en agosto de 2009, a “manifestar preocupaciones por la Ley Orgánica de Educación” (http://wikileaks.org /cable/2009/08/09CARACAS1034.html). Ahora las autoridades docentes discuten sus problemas con el amo del circo.

5 En el presupuesto de la UCV para 2004 se destina 42% a “partidas no asignadas a programas”, es decir, sin finalidades específicas. A la enseñanza se apropia 19,67%; a la investigación, 6,15%. Debería tener los mayores recursos la investigación, luego docencia, residualmente administración. Para ese año hay 8 mil 510 docentes, 2 mil 864 obreros, 8 mil 364 empleados administrativos. No se explica cómo estos descargan en los docentes tareas como transcribir notas o inscribir alumnos. A tales presupuestos, tales atrasos en rendición de cuentas, o que la Fundación Universitaria o el Fondo de Jubilaciones y Pensiones la demoren indefinidamente. Señala la cifra, decía Berthold Brecht, y pregunta.

6 ¿Iluminará tantas penumbras conceder voto paritario a empleados, obreros y estudiantes de universidades autónomas? ¿Aunque los primeros durante décadas hayan sido nombrados por las autoridades conservadoras? ¿Aunque un discriminatorio filtro socioeconómico reserva la mayoría de los cupos a niños lindos procedentes de liceos privados, de clase media y alta e ideología retrógrada? ¿Sabrán decidir si incluir en el pensum metamatemática o números trascendentes? ¿Cuántos usarían su poder para otra cosa que para afirmar privilegios?

7 Antes las universidades iniciaban conflictos para cambiar el país; ahora los pretextan para no cambiar ellas. Ambos requieren radical transformación: convertir la universidad en país y el país en universidad. No se lo logrará con paros convocados por un gremio que reconoció al dictador Carmona, ni regateando aumentos concedidos de antemano mientras se prolongan las vacaciones. Así solo se consigue lo que declara el afiche con Mariaco Machado y la rectora García Arocha exclamando: “Pierde tu semestre. ¡Ya nosotras nos graduamos!”.

FUENTE: SiBCI - Luis Britto García

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