miércoles, 3 de abril de 2013

(Barinas) "Mijo, Nicolás se parece a nosotros"

Rumbo a las presidenciales del 14 de abril, el candidato socialista Nicolás Maduro debutó este martes en la campaña electoral en Sabaneta, estado Barinas, donde desató gritos, silbidos, aplausos y otras muestras de apoyo como la carrera de jóvenes liceistas junto a la caravana.
El obrero, chofer de Metrobús, defensor de los derechos laborales de la clase trabajadora, bajó, pasadas las 10:00 de la mañana, de un autobús -estacionado frente a una casa humilde, de paredes color rojo y rejas negras- que fue rodeado en cuestión de segundos por miles de hombres, mujeres y niños, que llegaron de otros pueblos o salieron de sus casas a cuadras de allí, para manifestarle su apoyo.

No fue casual que el autobús se estacionara en esa vivienda de la avenida Bayón. Es la casa natal del líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, ahora convertida en la sede del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) de la localidad. En ese escenario, Maduro intercambió saludos y ratificó su amor por la patria emancipada por el Libertador, Simón Bolívar, cuyo legado antiimperialista defendió el comandante Chávez.

Conversando cerca de "Revolución" y "Rebelión"

Ya sentado en el patio de la casa, cerca de "Revolución", mata de naranja sembrada el 29 de abril de 2010 por el líder barinés, y de "Rebelión", plantada ese mismo día por el presidente de Bolivia, Evo Morales, el abanderado chavista conversa largo rato con parte de la familia Chávez, rememoran historias y sellan un compromiso con el proceso de construcción de la patria socialista.

A las afueras de la casa siguen llegando personas, vestidas con franelas rojas o con algún motivo alusivo a la Revolución. "¡Que salga!, ¡que salga!", "¡Somos la fuerza de Barinas!","¡Somos la fuerza de Maduro!", son consignas repetidas incontables veces. Mientras Maduro continúa el conversatorio y prueba algunas "arañas" -postre típico de lechoza que solía vender Hugo Chávez de niño, y que era preparado por mamá Rosa, su abuela, en esa misma casita.

Agitando una pancarta que dice "Victoria para el Comandante eterno", Carlos Reyes explica que para él no hay otro candidato sino Maduro, pues es el encomendado por Chávez, "y su palabra es ley".

"El presidente Chávez es el que nos enseñó a que sigamos la Revolución. El legado que él nos dejó lo tenemos presente y lo vamos a defender con Nicolás Maduro", expresa mientras salta para intentar ver, infructuosamente, dentro de la casa.

No falta el humor y la picardía criolla en el acto. Para Yhonis Barreto, ama de casa, no hay manera más original de hacerle saber su apoyo al candidato socialista que llevándole un mango maduro, en recuerdo de su apellido.

"(Risas) aquí tengo este mango amarillito, bien maduro (risas). Así le digo que vengo a darle el apoyo como el presidente Chávez quiso, para que sigamos con esta Revolución, porque es hermosa y porque Maduro nos dará el futuro que queremos", dice y alborota sus vecinos, quienes no escatiman en aplausos y carcajadas ante la ocurrencia.

También hay mensaje para la derecha. "Estamos con la Revolución en Sabaneta de Barinas, porque Nicolás será el presidente de Venezuela, de todos los venezolanos. ¡Bien lejos con la derecha corrupta!, ¡pa' acá no volverán!", advierte Félix Rodríguez, llanero, de piel curtida por el sol.

Se vive un momento de tensión en el lugar. Un señor iracundo reclama que desea ingresar al patio de la casa de Chávez y ver de cerca al candidato Maduro, golpea el inerte portón, mientras unas colegialas trepan las rejas e intentan ingresar por la fuerza, desde otro ángulo de la vivienda. Ni el señor ni las adolescentes logran su cometido.

Vuelve la normalidad cuando desde las cornetas se oyen los pasos de Maduro que se aproxima a la salida, no sin antes dejar un escrito en el libro de visitas que reposa en la casa de la infancia de Hugo Chávez.

Otra vez hay gritos, silbidos, aplausos y saltos. Maduro emprende con alguna dificultad, debido a la multitud, la caravana de par de horas hasta la ciudad de Barinas, para un acto de masas en el inicio de una campaña electoral relámpago que culmina el 11 de abril, dentro de nueve días.

Así comienza el candidato socialista la marcha de "Sabaneta a Miraflores".

20 kilómetros llano adentro

Carros, camiones, autobuses, motos y personas a pie, instaladas como alcabalas, es la vista general y persistente en alrededor de 20 kilómetros que se cuentan desde Sabaneta hasta la ciudad de Barinas. De todos los pueblos de la zona, familias enteras prácticamente acampan en la Autopista General José Antonio Páez para acompañar a Nicolás Maduro en su trayecto a la capital del estado.

Tras el pueblo natal del líder Hugo Chávez, se suceden Veguita, Poblado I, Santa Rita, Poblado II y Penitas. El panorama común es un sendero largo y vecinos identificados a cuerpo entero como otro grano rojo en el infinito llano adentro de un estado chavista, que en octubre de 2012 le dio al comandante la victoria con 81% de los votos.

El implacable sol, a ratos resguardado por fugaces nubes, no impide que los barineses ratifiquen su lealtad al proceso impulsado por Chávez, ahora en manos de Maduro y el pueblo organizado.

Al paso de la caravana suenan canciones, consignas y risas en tono de compromiso. Nadie falta a la cita. Manifiestan que llevan su mejor regalo: la seguridad del voto popular el domingo 14 de abril, que permitirá que el II Plan Socialista de la Nación -Plan de la Patria 2013-2019- se cumpla.

Vapor rojo rojito que se pierde de vista

¡Cómo cambia un lugar de la noche a la mañana! El lunes al caer el sol una docena de trabajadores instaba la tarima sobre la que hablaría Nicolás Maduro al día siguiente, es decir, este martes. En ese momento, la avenida Chupa Chupa parecía una arteria vial más, un trazado flanqueado por casas y comercios con suficiente espacio para el tránsito peatonal y vehicular.

Al llegar al lugar para el acto central del candidato socialista ya no hay espacio, una compacta manifestación de fervor chavista cubre la avenida. Desde la tarima hasta el final sólo es posible observar con extrema dificultad -de esa que obliga a cerrar un poco los ojos para intentar distinguir mejor- un vapor ardiente, producto del intenso calor llanero, y detrás de éste, más pueblo, muchos más rostros esperanzados.

En Chupa Chupa está la señora inscrita en la Gran Misión En Amor Mayor; el niño que, junto a su hermana pequeña, utiliza su canaimita; el trabajador azucarero, el que siembra, la persona sexo-diversa, los cultores, los obreros. A casi todos Maduro dirige alguna palabra tras descender del mismo autobús que lo llevó en la mañana hasta Sabaneta, y que fue conducido por Diosdado Cabello, otro de los hijos de Chávez.

"Hoy estoy aquí porque me siento hijo de Chávez. Voy a ser Presidente de la República, ustedes me van a elegir y con la espada de Chávez desenvainada les juro que no voy a descansar un segundo hasta ver construida en esta patria una patria socialista", expresa el candidato chavista, visiblemente acalorado, mientras limpia el sudor de su rostro, un gesto repetido por quienes allí se encuentran.

"¡Carajo, eso es!", exclama Joaquín Núñez, joven barinés guarecido bajo un gran sombrero. "¿No es verdad?", le pregunta a su prima, Nélida López, quien responde: "Me da pena hablar con la grabadora ahí (risas), pero, sí, chico, Maduro es el tipo".

Una señora ruborizada, pero de calor, dice: "Mijo, Nicolás se parece a nosotros. Es un hombre de pueblo. Maneja el bus, se viene pa' acá y nos habla y todos lo entendemos. ¿Sabe qué? Chávez no se equivocó, por eso mi voto es pa' Maduro".

Esa frase se corresponde con la ventaja de Nicolás Maduro de 18 puntos porcentuales sobre el candidato de la derecha en la intención de voto -de acuerdo con la más reciente encuesta del Instituto Venezolano de Análisis de Datos (Ivad). En el inicio de campaña en Barinas este martes, se siente el calor del inmenso llano por donde cabalga indómito el legado de Hugo Chávez.

FUENTE: Daniel Rojas - AVN

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