martes, 19 de junio de 2012

Al paseo Miranda de Puerto La Cruz sólo le queda el nombre

A las 4 de la madrugada comienza el tránsito por el paseo Miranda y avenida Constitución de Puerto La Cruz.
A esa hora los comercian­tes del mercado municipal reciben sus mercancías y dan inicio a la jornada laboral del día. Los primeros en transitar por el lugar escuchan los ronquidos de quienes duermen entre los árboles y evitan generar ruidos para no despertar a algunos de ellos, pues al parecer son antisociales y se tor­nan violentos.
Al salir el sol son pocos los que se atreven a caminar a lo largo del paseo, donde aparentemente abundan las historias de víctimas de atracos.

Laura Rodríguez habita en el sector y cuenta que los bancos de descanso fueron retirados para evitar que se convirtieran en dormi­torios, lo que no ayudó a mejorar la situación.

"Todos los que transitan por el paseo están en riesgo de ser atracados. Allí no se salva nadie. Hasta la espada de la estatua de Francisco de Miranda la hurtaron". A lo largo de la caminería también se observan grupos de hombres que consumen bebidas alcohólicas y ningún cuerpo de seguridad apa­rentemente se encarga de pedirles que se retiren.

Uno que se ha salvado de los delincuentes es el comerciante Martín Guzmán, quien vende verduras en la calle Dividive y a diario transita por el paseo.

"Cuando camino por allí evito pasar frente a los antiso­ciales, al verlos, cruzo al otro extremo de la vía", cuenta. De quienes no se ha salvado es de los Conotos, los pájaros negros que anidan en los árboles que bordean las caminerías.

El comerciante se concentra tanto en divisar a personas extrañas que olvida a las aves que parecen incomodarse con el paso peatonal y terminan picotean­do la cabeza de quienes se acercan al árbol en el que habitan.

Temor

Al llegar la noche, el panorama cambia.

Pocos se atreven a cami­nar por el Paseo Miranda después de las 6 de la tarde, pues es en ese momento que los que allí duermen comienzan a acomodarse en cual­quiera de los espacios.

"Parecen unos buitres sólo esperan a que pase alguien para atra­car", asegura Marina Andrade, quien vive frente al paseo porteño y supuestamente observa a diario cuando cometen sus fechorías.

Recuerda que hace dos semanas dos jóvenes discutían en el lugar y terminaron por sacar cuchillos.

Uno de ellos resultó herido y huyó, no hubo policía que notara la situación. Una casilla de Polisotillo está al finalizar la calle Esperanza y según los que por allí viven, no son suficientes los funcionarios asignados.

Para Marina, es necesario un mejor alumbrado y patrullaje perma­nente, sin contar con la colocación de losas en las caminarías que han desaparecido con el pasar de los años.

Vegetación
La conservación de las palmeras y demás árboles que decoran el Paseo Miranda de Puerto La Cruz asombra a más de uno. Quienes por allí habitan dicen que el sistema de riego es bueno.

FUENTE: Giovanna Pellicani - http://eltiempo.com.ve

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