La señora María Reyes, quien tiene su puesto de empanadas en las inmediaciones del embarcadero, desde donde zarpan peñeros hacia las islas del Parque Nacional Mochima, denunció que la hediondez es el karma que padece todos los días a la hora de abrir su tarantín a las 5:30 de la mañana.
“Mijo, la putrefacción aquí no se aguanta, yo misma recojo los desechos que dejan los borrachos, porque los encargados de la limpieza no hacen bien su trabajo ”, expresó Reyes mientras preparaba una empanadas a unos comensales.
La señora Reyes dijo también que a pesar de haber unos pipotes para botar la basura, las personas que transitan por el lugar no los utilizan sino que echan los desperdicios en el suelo.
Por su parte, Brayan Arévalo, vendedor de artículos playeros, dijo que los malos olores y la basura, no le han afectado para vender su mercancia a los bañistas.
Detrás de la caseta donde se adquieren los boletos para tomar las lanchas, se observan desechos sólidos dispersos, lo que ocasiona malestar a trabajadores y visitantes.
Elías García, turista que se encontraba comiendo unas empanadas en uno de los banquitos, antes de partir hacia la isla El Faro aseguró que las autoridades encargadas de mantener los
alrededores del embarcadero, deben realizar un plan de limpieza y cuidado de las instalaciones para beneficio de la colectividad.
“Uno no puede sentarse a conversar tranquilo porque todo está sucio y descuidado”.
Las personas aspiran a que en un futuro próximo el embarcadero esté en optimas condiciones, para de esta manera se puedan llevar una buena imagen de uno de los sitios turísticos de la ciudad.
FUENTE: Daniel Parra / El Mío - http://eltiempo.com.ve
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