domingo, 18 de marzo de 2012

Al menos 170 vendedores de comida operan sin control en Barcelona y Puerto La Cruz

Las calles de la zona norte de Anzoátegui están “tomadas” por los vendedores ambulantes de comida que, aún con los permisos sanitarios vigentes, operan sin las condiciones higiénicas requeridas para garantizar el buen estado de los productos que comercializan.
Según entes municipales, al menos 170 expendios de alimentos en Bolívar y Sotillo carecen de controles y supervisión.

“No se puede permitir la anarquía con el argumento del derecho al trabajo. Tenemos que poner orden en la ciudad”, expresó el recién nombrado director de Seguridad Ciudadana de la Alcaldía de Sotillo, Miguel Mejía.

Mientras “se le pone el cascabel al gato”, el ayuntamiento porteño suspendió el otorgamiento de permisos a los ambulantes. “Vamos a redefinir nuestras funciones y las de la dirección de Urbanismo. También evaluaremos la propuesta de construir un bulevar en las calles Sucre o Libertad, para reubicar a estos comerciantes”, dijo el funcionario.

Amenaza

Mejía explicó que en la jurisdicción porteña hay 364 informales afiliados a organizaciones que agrupan expendios de perros calientes, hamburguesas, empanadas, arepas, shawarmas y jugos, entre otros rubros. Otros 121 no están asociados.

A través de la Ordenanza de Convivencia Ciudadana, en vigor desde el 5/12/2005, y los artículos 50 y 55 de la Constitución Nacional, referidos al derecho al libre tránsito y protección de los ciudadanos, el despacho a cargo actuará para contrarrestar la amenaza que según aseveró, representan las ventas de comida callejera a la salud de los habitantes.

Admitió que la vigilancia minuciosa del procedimiento de elaboración y conservación de alimentos no se ha cumplido. Hace apenas una semana, asignaron a ocho fiscales para visitar mercados y establecimientos formales o no, a fin de verificar la salubridad y los certificados de manipulación de alimentos que expide el Ministerio del Poder Popular para la Salud (Mpps).

En Puerto La Cruz, el mayor número de ventorrillos se ubica en las calles Sucre, Libertad, Buenos Aires y Honduras, donde es común observar aceras llenas de aceite, basura, moscas y drenajes obstruidos.

En Barcelona, el panorama es similar en las avenidas Caracas, Centurión, Sucre, Río y Nueva Esparta; el bulevar 5 de Julio y las plazas Bolívar y Miranda.

El director de Urbanismo del municipio capitalino, Luis Gómez, aseguró que este es un ejemplo de violación a las normas.

Precisó que en Bolívar aún no se ha creado la dirección de Seguridad Ciudadana, por ello Urbanismo asumió sus competencias, entre ellas, la permisología y censo de los expendios.

Estima que es el Mpps el que debe ejercer la supervisión de estos establecimientos, a través de la oficina de Salud Ambiental y Contraloría Sanitaria, a cargo de Gladys Mujica, con quien El Tiempo intentó contactarse sin éxito.

Gómez destacó que en Barcelona ninguna venta de comida en la calle tiene permiso para operar. “Esto es un gran dolor de cabeza para nosotros. En el Casco Central hay cerca de 50 ambulantes que laboran sin ningún control sanitario”.

Para evitar que siga creciendo esta cifra, el ayuntamiento barcelonés ha realizado operativos de desalojo y decomiso de mercancía a los reincidentes. Los resultados todavía están por verse, ya que el objetivo es que se pasen a la formalidad, pero sólo 14 han abandonado la acera para colocar los negocios en sus casas.

Al igual que Mejía, Gómez considera que al retirar a los comerciantes de la vía pública, no se está violando el derecho al trabajo. Ellos pueden laborar, pero en un lugar apropiado”.

Consecuencias

Isidro Canache, actual director del hospital Ivss César Rodríguez de Puerto La Cruz y exdirector de Contraloría Sanitaria en el estado Anzoátegui durante el período 2003-2007, expresó que siempre ha luchado contra la comercialización inadecuada de comidas.

“El curso de manipulación de alimentos que dicta el Mpps no es suficiente, si no se aplican las normas. Tampoco puede ser tratado como un problema económico producto del desempleo, porque en el fondo lo que hay es facilismo y dejadez”.

La normativa legal del Ministerio de Salud, afirma, prohíbe la venta de estos rubros a menos de 50 metros de iglesias, plazas públicas, escuelas y centros asistenciales. Sin embargo, cuestionó que frente a la emergencia del hospital que él dirige se consiguan puestos de todo tipo de productos elaborados en el sitio, sin las condiciones sanitarias.

Canache refirió que Venezuela se rige por las normas de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para la preparación y conservación de alimentos. Resaltó que su incumplimiento es la causante de enfermedades del sistema digestivo como amebiasis, salmonerosis, infecciones bacterianas y parasitarias. “Hemos tenido suerte de que no se haya producido un brote epidémico, pero no estamos exentos de que ocurra. De allí la importancia de la prevención, la concienciación y las sanciones”.

Acotó que es necesario conjugar esfuerzos entre autoridades y comerciantes, en pro de proteger la salud del colectivo.

Por rapidez y economía

Wilmer Suárez labora como mototaxista en la zona norte de la entidad. En ocasiones tiene que almorzar en la calle porque no le da tiempo de ir a su casa. “Por lo general me como un perro caliente, una arepa o una empanada en el primer puesto que consigo, porque es lo más rápido y económico que hay”.

Luis Maleno, surtidor de una bomba de gasolina en Puerto La Cruz, dijo que sólo consume comida callejera cuando está de paseo. “No tengo ningún problema en comprar una hamburguesa o shawarma si tengo hambre. Yo no reparo en la limpieza o la imagen”.

Rosa Sánchez tiene 20 años dedicada a la venta de perros calientes para ayudar a la manutención de sus seis hijos. Dijo que cuenta con los permisos y cumple con las normas sanitarias ”No reciclo”. Tengo clientes fijos que me conocen y confían en mi trabajo”.

Al igual que Rosa, Ángel Figuera expende hot dogs a cinco bolívares, pero los adereza con salsas de ajo, queso, pepitona, maíz y tártara. “Yo las preparo diariamente y corto el repollo y la cebolla. No he realizado cursos de manipulación de alimentos, pero sé conservarlos bien. Nunca se me han dañado”.

Crear conciencia

La directora del Instituto Nacional de Nutrición (INN) en Anzoátegui, Oneida Ron, afirmó que se requiere crear conciencia para garantizar el buen estado de los alimentos en se consumen en la calle, ya que los entes oficiales carecen de logística para hacer las pruebas a todo el proceso previo y posterior a la elaboración de comidas. Señaló que el agua es el vehículo más expedito para la contaminación, por ello hay que conocer su procedencia.

FUENTE: Katy Jurado - http://eltiempo.com.ve

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