Las prácticas ilegales de pesca han puesto en peligro la fauna de la laguna de Unare y a su vez están afectando la producción pesquera, pues según los artesanales del área, ha disminuido 80% este año.
La laguna de Unare se ubica entre las poblaciones de Boca de Uchire, municipio San Juan de Capistrano y La Cerca, jurisdicción de Peñalver. Está en la margen izquierda de la desembocadura del río Unare y por la derecha limita con un istmo de 200 a 600 metros de ancho que la separa del mar.
Entre los poblados que la bordean se encuentran Nuevo Unare, La Cerca y El Hatillo, pertenecientes a la parroquia Sucre (Peñalver), la cual reúne a más de 1.000 pescadores artesanales.
No obstante, el pescador Juan Aguirre comentó que “no todo lo que brilla es oro. Desde hace más de cinco años los beneficios han decaído al extremo de que algunos días la producción es cero”.
Explicó que a pesar de los cambios climáticos y en consecuencia de las variaciones en las épocas de lluvias y verano, han sido las prácticas de pesca ilegal las que han originado el declive de la captura artesanal.
Los hombres y mujeres que realizan su jornada de trabajo en el reservorio aseguran que sólo producen 20% de lo que lograban en años anteriores, cantidad que les permite mantener a sus familias, pero no comercializar las especies.
Aguirre dijo que aproximadamente hasta 2006, la temporada de pesca fue en verano, entre octubre y marzo, y que con un poco de suerte en invierno, entre abril y junio, también se podían capturar algunas especies en La Cerca, considerado el punto de la zafra (porque ahí converge el río con la laguna).
Pero esta dinámica fue cambiando poco a poco con la llegada de “los treneros”, pescadores que utilizan redes que miden hasta dos kilómetros de extensión, conocidas como trenes, para acopiar peces, mariscos y moluscos.
Debido a su extensión y tejido, los trenes atrapan todo lo que encuentran a su paso, sin importar cantidad, especie ni tamaño, inclusive arrastrando alevines y larvas.
Como ejemplo señalaron el caso del pargo, un pez que puede alcanzar un peso de 25 kilogramos, “ellos (los treneros) los atrapan de tan sólo 400 gramos. Luego cuando nadie se los compra, los queman”.
De acuerdo con los lugareños, “treneros” de sitios de Anzoátegui, y también de Miranda, se llevan la mejor parte y a ellos les dejan las pocas especies que se les escapan de las redes.
Señalaron que peces como róbalo, corvina, mojarra, lebranche, lisa y hasta el bagre están desapareciendo.
Vigilancia
A juicio de Rafael Bacán, miembro del Consejo de Pescadores de Unare, la ausencia de la Guardia Costera ha contribuido al descontrol del uso de las redes ilegales. Adujo que diariamente se observan los trenes, a veces con motores instalados en cada extremo.
A solicitud de los afectados, la Policía Municipal de Peñalver y el Destacamento 75 de la Guardia Nacional, cada dos meses, organizan operativos relámpagos para inspeccionar el reservorio. Sin embargo los artesanales exigen la vigilancia permanente para erradicar a los ilegales y sus prácticas en la laguna de Unare.
Con paseos por riberas buscan ingresos
En vista de la disminución de la producción pesquera, los lancheros de la parroquia Sucre están sacando provecho del paisaje que ofrece la ribera del río Unare.
Por un módico precio, que varía dependiendo de la cantidad de viajeros, los fines de semana ofrecen paseos por la cuenca del río, partiendo desde la boca de la laguna.
Carlos Maldonado, uno de los 20 lancheros que ofrecen el servicio, dijo que durante el recorrido de una hora y media, se observan más de 120 especies de aves.
Asimismo indicó que entre septiembre y octubre, la variedad aumenta debido a la llegada de plumíferos migratorios provenientes del norte. “Los ambientalistas que han estudiado la fauna del lugar han contado hasta 180 tipos de aves distintas”.
Aves presentes
En el río, al igual que en la laguna, se observaron flamenco, garzas blancas, corocoras colocadas, pelicanos, tijeretas de mar, alcaravanes, garza paleta, caricaris, Martín Pescador, gaviotas filico, entre otras especies. También se ven variadas plantaciones como matorrales, espinares y bosque seco.
Curiosamente, en los últimos meses se ha incrementado la presencia de la garza blanca, fenómeno que Maldonado atribuye al incremento de manglares “porque a ellas les gusta anidarse en esas zonas”.
Para las personas interesadas en conocer una de las reservas naturales más importantes del oriente del país, la ruta es la carretera de la Costa, a unos 10 kilómetros de Boca de Uchire, en dirección Caracas-Barcelona, entrando por El Hatillo, frente a la cementera Pedeca.
FUENTE: Jenny Abreu - http://eltiempo.com.ve
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