lunes, 16 de enero de 2012

Existen riesgos psicológicos por implantes

No celebró las festividades decembrinas con la alegría y el entusiasmo que la caracterizan. Al principio ignoró las informaciones, pero desde que los medios de comunicación comenzaron a bombardear con el escándalo de las prótesis defectuosas Poly Implant Prothese (PIP), Miriam Pineda, maestra de primaria, quedó presa en un estado de angustia y temor que no ha cesado.
“Hasta que no me reemplace los implantes no podré dormir tranquila”, manifiesta en un foro realizado por las mujeres venezolanas afectadas por las PIP. En su participación asegura que la preocupación por su imagen la embarga de nuevo. La escasez de recursos y el repudio a someterse a los mismos dolores le han imposibilitado, por ahora, las gestiones para realizarse una cirugía de reemplazo.

Sin embargo, la amenaza de perder sus prótesis juega constantemente con su autoestima. “Me preocupa el tamaño final de mis senos. No me puedo quedar sin otros implantes y volver a verme como antes”.

Ante el temor que le causa la imposibilidad de reemplazar pronto sus implantes, las mujeres se enfrentan a reacciones psicológicamente agotadoras. La angustia constante se debate con la vergüenza social, bajo estado anímico y pérdida de confianza y autoestima generadas por la amenaza que ahora representan las prótesis francesas.

Sensible ante las expectativas

María Alejandra Ortiz, psicóloga clínica, explica que el uso de implantes mamarios genera una especie de seguridad y autoestima en las mujeres, que perciben unos senos prominentes como el prototipo del cuerpo perfecto. Este, por ende, se asocia con el éxito en la vida social, laboral y de pareja.

“Al sentir que los implantes en los que han invertido tiempo, dinero y esfuerzo representan una amenaza, las mujeres podrían dejar de tenerse el mismo valor que habían alcanzado con las prótesis, experimentar pérdidas de su autoestima y caer en depresiones”.

Para la especialista, la preocupación puede afectar la vida del paciente en todos los ámbitos. La afectada podría sufrir una sensación de pérdida de autoridad, confianza o de otros aspectos que le permiten la convivencia diaria con otras personas, así como presentar pánico a la hora de mantener relaciones con su pareja.

La mujer tiende a hacerse una evaluación negativa y poco optimista que le imposibilita tomar una decisión sobre su estado con cordura. Resulta muy sensibles ante las expectativas sociales y cuestiona más la imagen que ofrecerá si se quita los implantes, antes de evaluar las prevenciones para resguardar sobre todo su salud. “No piensan en lo delicado de la situación si no en cuánto costará sustituirlas”.

Estado de negación

Ortiz expresa que ante el bombardeo de noticias, otro grupo de afectadas ha mostrado un estado de negación ante los hechos por la falta de síntomas perjudiciales para su salud, por lo que decide ignorar las informaciones.

Para la especialista no es recomendable caer en ningún extremo. Sugiere que el nerviosismo debe cesar en virtud de los mecanismos existentes para prevenir futuras complicaciones; y ante el estado de negación se debe anteponer la salud con periódicas evaluaciones.

“La noticia se debe manejar en función de preservar un estado saludable, sentirse bien por lo que son y lo que han alcanzado. Desde ese nivel, la mujer podrá tomar la decisión que mejor le beneficie, aunque implique eliminar el uso de implantes”.

Recomendaciones

- Ir a consulta con el cirujano plástico y comprobar si hay cambios en los implantes.

- Realizarse los exámenes clínicos y radiológicos apropiados para un correcto diagnóstico.

- Aunque no hay síntomas de rotura, si la afectada sufre algún problema de salud como ansiedad es mejor retirarlas.

- En caso de que no lo desee, los cirujanos aconsejan un seguimiento clínico y radiológico cada seis meses.

FUENTE: Luzmila Mejía Smith http://www.laverdad.com

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