Allí habitan 48 familias y la mayoría de ellos en situación de extrema pobreza, donde la orden del día para poder alimentarse depende del día de pesca y las colaboraciones que puedan conseguir los adultos en las comunidades vecinas o en plena vía pública.
Una de sus moradoras es Duglys Tiamo, quien es madre de 13 niños de edades comprendidas entre 14 y un año de edad, grupo de infantes que nunca ha asistido a un aula de clases porque sus padres carecen de recursos para comprar útiles y uniformes.
“Lo poco que conseguimos es para medio comer. Los vecinos nos ayudan en ocasiones a darle de comer a nuestros niños y mi esposo perdió una pierna en un accidente lo que agrava la situación para la familia. Cada día es más difícil garantizar a mis muchachos una mejor calidad de vida”.
Fueron las palabras de la mujer mientras mostraba los dos colchones matrimoniales que tienen en el suelo y que es donde duermen ella, su esposo y sus 13 hijos todos los días. No tienen cocina ni nevera y la comida la preparan a leña para evitar molestar a sus vecinos, quienes viven en situación similar.
Ramón Castaño es otro de los residentes de la localidad y cuenta que hace más de un año al sector no llegan los rubros distribuidos por los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), con los cuales muchos contaban para alimentar a sus pequeños. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de Giovanna Pellicani - El Pitazo
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