Una medida ejecutiva de entrega material voluntaria fue dictaminada hace dos meses por la Fiscalía Séptima del Ministerio Público del estado Anzoátegui, después de ocho años de juicio. Ayer, se cumplió la fecha tope para que Gómez acatara la orden judicial.
Presuntamente, la ciudadana, al verse entre la espada y la pared, se negó a salir del lugar.
Durante toda la mañana, Gómez montaba y quitaba la bombona de gas de la ventana. “Vayan a defender el Esequibo”, gritaba.
Los vecinos de la calle Honduras decían que la mujer se había rociado con gasoil y advertía que se convertiría en una “antorcha humana”.
VERSIONES
El abogado demandante, Carlos Ivimas, mencionó que durante el juicio conocieron que en el inmueble sólo estaba la viuda del antiguo arrendatario, Herminia Machado de Gómez. La doñita quedó encargada de pagar el alquiler después del fallecimiento de su esposo, ocurrido hace nueve años, aproximadamente.
En cambio, Teresa Gómez, detrás de las rejas del local, sostenía que su padre era el dueño del sitio. En ese galpón, los buhoneros que antes estaban en las calles y actualmente laboran en el centro comercial La Gracia de Dios guardaron su mercancía durante 25 años.
Supuestamente, en esos espacios viven Gómez, su madre, dos hermanos y un bebé de seis meses; contrario a lo que manifestaron los habitantes de la cuadra, quienes alegaron que en el inmueble permanecía la mujer y dos personas más. No han visto a la doñita desde hace año. Sin embargo, ayer se observó a una señora mayor parada detrás de la ventana, pidiendo no ser desalojada.
En el sitio se encontraban efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Bomberos del municipio Sotillo, Protección Civil (PC), Defensoría del Pueblo, Visitador Social, una jueza y la Policía Municipal.
LO QUE SE ESCUCHABA
Los transeúntes que deseaban dirigirse de la calle Freites a la calle Maneiro de Puerto La Cruz o viceversa, atravesando por la Honduras, debían devolverse, al encontrarse con una cinta roja que prohibía el paso.
Se preguntaban: “¿Qué pasa aquí?”, “Todavía está esa señora en eso y no termina de salir o prenderse en candela”. Esas eran algunas de las frases que decía la gente al ver la situación.
“Esa mujer no se apura en salir. Nos tienen aquí desde las 7:00 de la mañana, comiendo pan con mortadela. Ya es mediodía y quiero almorzar”, manifestó uno de los muchachos que cargaría las pertenencias de las personas que allí habitan, para llevarlos al depósito judicial.
Una señora que iba al gimnasio se detuvo por un rato, cerca de Ofioriente, veía lo que pasaba y comentaba con otros: “Allí debería estar un representante del Ministerio de Poder Popular para la Mujer, ellos violan sus derechos, no la pueden sacar”. Después dijo: “Seguro voy al gimnasio, hago mi rutina y todavía no la han sacado”.
FUENTE: Vestalia Muñoz/ J.L. Barreto - http://eltiempo.com.ve |