A Adriana Fernández, una marabina, le tocó vivir esta experiencia. Acudió a varias farmacias de Maracaibo para buscar acetaminofén pediátrico para su hija, de cuatro años, a quien le diagnosticaron Chikungunya. "Llegué a una farmacia en el sector Sabaneta preguntando por Atamel pediátrico, pero no había. Luego pregunté si había par adultos y me dijeron que sí. Me cobraron 100 bolívares por dos blíster y luego en casa me fijé que cada uno era de fabricación colombiana, decía que era de uso institucional. Tenía pensado partir la pastilla y dársela a mi hija para quitarle el malestar, pero no lo hice", contó la marabina por temor y desconocimiento del origen de la pastilla.
FUENTE: Panorama - http://www.aporrea.org |