martes, 9 de julio de 2013

“Lo hice por mi hijo. No quería más drogas en mi vida”

Deambular y dormir en la calle durante casi 20 años, dejar de lado la convivencia, vivir a la defensiva y no reconocerse por efectos de alguna sustancia psicotrópica fue el mundo del cual decidió salir Rosa Morillo, hoy con 36 años de edad. Cuenta que a dos meses de embarazo sintió como si su bebé le hubiese suplicado: "Basta, ¡sácame de este mundo!".
"Consumía piedra. Un día estaba debajo del puente de la avenida Fuerzas Armadas, en el centro de Caracas, cargaba real y aguardiente y vi que pasaba una ambulancia de la Misión Negra Hipólita, y yo sabía que ellos me podían ayudar. Sin embargo, pasaron 15 días para tomar la decisión: 'No quiero darle más droga a mi hijito', y fue cuando me acerqué a otra unidad que vi pasar, hablé con su chofer y le pedí que me llevara a un centro".

Así, esta ciudadana llegó a la Comunidad Terapéutica Socialista (CTS) Manuela Sáenz, ubicada en la parroquia El Junquito, estado Vargas, de donde egresó el 5 de diciembre de 2012. En esta casa hermosa y acogedora de dos plantas estuvo en tratamiento por casi dos años, y allí mismo Morillo bautizó a su bebé, Carlos Leonardo Morillo, hoy de un año de edad.

Rosa es una de las 32 ciudadanas que han egresado de esta CTS en sus cuatro años que lleva en funcionamiento, con un equipo de 35 empleados incluidos trabajadores sociales, psicoterapeutas, psicólogos, personal de nutrición y educadoras que con amor hacen posible los cambios que las 30 damas, que en la actualidad reciben tratamiento, requieren para darle un nuevo sentido a su vida.

"Lo hice por mi hijo. No quería más drogas en mi vida", enfatiza esta ciudadana, que trabaja en una empresa de mantenimiento como supervisora. Vive con su familia en Las Adjuntas, al oeste de Caracas, y también se ha dedicado a rescatar a otros que como ella estuvieron perdidos en las calles.

Carolina Lozada, coordinadora de la Misión Negra Hipólita en el estado Vargas, precisa que aparte de la CTS Manuela Sáenz, que atiende a la población femeninda, en la entidad cuentan con las comunidades terapéuticas Okeimá, también en El Junquito, y la Armando Reverón, en Caraballeda, éstas dos para asistir a caballeros. La capacidad de atención entre los tres centros es de aproximadamente 210 ciudadanos.

Destaca que las jornadas de captación son permanentes y cuentan con el apoyo de familiares, los consejos comunales, el Sistema Nacional de Tratamiento de las Adicciones, la Oficina Nacional Antidroga (ONA), la Fundación José Félix Ribas (Fundaribas) y la Dirección de Prevención del Delito, del Ministerio para Relaciones Interiores y Justicia.

"El mundo de las drogas es totalmente vacío"

Jair García, de la CTS Armando Reverón, tiene 35 años y sostiene que la actividad teatral que ha venido haciendo en este centro desde hace cinco meses, con la grupación Las Tablas de Reverón ha sido una de las mejores herramientas para su rehabilitación.

García decidió que el momento para su rehabilitación había llegado a su vida mientras caminaba por la venida Sucre de Caracas, y se dio cuenta de que estaba solo.

La misión se creó el 14 de enero de 2006 para asegurar el derecho a la vida, a la protección social integral, así como para recuperar a las personas en situación de calle y acercarlas al trabajo, la cultura, la educación, la justicia y la igualdad social. El tratamiento que reciben por lo general dura unos nueve meses, aunque dependiendo del caso la persona se puede recuperar en menos tiempo o incluso un poco más.

"El mundo de las drogas es totalmente vacío, en el que solamente existe la droga y la persona que la está consumiendo; uno pierde habilidades, uno se ciega, pero hoy estoy reencontrando a un Jair cariñoso, noble. La misión me ha enseñado a ser una mejor persona y a valorar lo que es la vida, a apreciar lo que tengo a mi alrededor, a observar cómo ondea una bandera, por ejemplo, o la belleza de las personas".

Su sueño: recuperar a su familia, a su hija, de 11 años, y su trabajo. "Nunca debemos darnos por vencidos".

FUENTE: Perla Noguera - AVN

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