domingo, 18 de noviembre de 2012

En Margarita abundan los mitos y las leyendas

Los cuentos de espantos y las supersticiones son parte de la vida cotidiana de los pueblos de Nueva Esparta, donde todos se conocen por sus nombres y se resisten a sucumbir ante las costumbres traídas por los turistas y los “navegados”.
“Quién se ponga a recoger mitos y creencias en Margarita no acabará nunca. En cada ciudad, en cada pueblo, en cada caserío, en cada barrio por pequeño que sea, hay por montones. Se consiguen en las veredas, en los conucos, en las playas, en los recodos de los caminos, por los cerros y en las llanadas”, escribió el cronista José Joaquín Salazar Franco “Cheguaco” (1926/2000) , en su libro Ingenuidades Miteñas.

En la entidad los viejos credos permanecen vivos. Teófilo Gil, presidente del Comité de Desarrollo Cultural Pablito Romero Millán de Tacarigua, municipio Gómez, considera que eso es posible gracias al compadrazgo.

“Existe un gran respeto por los valores de la familia tradicional. Aquí en Tacarigua, por ejemplo, 98% de los hombres están casados con tacarigueras y han levantado a sus familias en las tierras heredadas por sus padres. Son muy pocos los que han negociado con gente de afuera”, dijo Gil en el centro comunitario donde un grupo de jóvenes trabajaba en “cayapa” para acondicionar la cancha para las festividades navideñas.

Aunque es amante de la ciencia y es profesor de física, confesó que fue sorprendido por el canto del chaure y una noche se le apareció La Chinigua.

El mal agüero. Ninguno de los margariteños consultados supo describir el aspecto de un chaure porque “siempre se esconde en la oscuridad”. Pero todos aseguraron haber escuchado su escalofriante canto, que revela un mal presagio. “Cuando canta el chaure o se murió alguien o una muchacha del pueblo salió embarazada”, sentenció Carlos Millán en Santa Ana.

“Cheguaco” describió al chaure como un ave de rapiña, cabezón, de color negruzco con pintas blancas, de uñas y alas muy largas. Su graznido fuerte y prolongado suena “chuas- chuas -chuas - chuasss...”

“Ese cuento es muy cierto porque una madrugada lo escuché y luego me enteré que iba a tener mi primer muchacho”, reveló Gil, a quien también se le apareció La Chinigua una noche oscura cuando regresaba embriagado a su casa desde el pueblo de PaloSano, en Arismendi.

El profesor jubilado en artes, Tomás Cazorla, explicó que La Chinigua es una mujer bellísima que fue repudiada por su marido y, en venganza, regresa a este mundo en forma de espanto para castigar a los mujeriegos. “Los que la han visto dicen que es hermosa, con el pelo por las nalgas, que anda siempre vestida de blanco”.

Se cuenta que en sus apariciones, la mujer crece hasta convertirse en una gigante, o “cuerea” a las víctimas con su larga cabellera.

“Tengo un amigo que trató de hacer el amor con ella y cuando lo intentaba, la mujer crecía y crecía. En una de esas, a mi amigo se le salió de la camisa una imagen y La Chinigua le dijo que le salvaba la vida porque tenía el escapulario de la Virgen del Carmen guindando del cuello”, expresó Cazorla.

En el portal guiasviajevirtual.com se hace referencia al Abuelón. Los hombres de mar evitan pescar al mediodía “porque se dice que la presencia del abuelo invade el lugar y da escalofrío, fiebre y en muchos casos la locura”.

FUENTE: Mariángela Velásquez - http://www.ultimasnoticias.com.ve

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