domingo, 10 de junio de 2012

Anzoátegui volvió a cumplir

La selección nacional enfrentaba ayer a Chile por la sexta fecha de la eliminatoria rumbo a Brasil 2014, a partir de las 6:05 de la tarde. El acceso al estadio José Antonio Anzoátegui era cinco horas antes, pero con la salida del inclemente sol oriental las calles comenzaron a inundarse de la marea vinotinto.
No hacía falta pasear la mirada para observar una camiseta de la selección nacional con el nombre de Juan Arango, Tomás Rincón o Salomón Rondón, por nombrar algunos.

En un establecimiento de comida rápida aledaño al estadio, observaban el partido de la Eurocopa entre Dinamarca y Holanda, pero simplemente como una distracción para pasar el rato mientras comían. Los rostros llenos de esperanzas hacían pensar que el deseo colectivo era que la aguja del reloj avanzara a velocidad de la luz para ver a los muchachos de César Farías batallar contra los chilenos.

Un aficionado se lamentaba porque había dejado ir la oportunidad de comprar dos entradas revendidas. Llamó a un amigo y lo advirtió de los tickets falsos. "Mosca con el sello, chequéalas por detrás y observa que tengan dos bandas negras, una más pequeña que la otra", describía el aficionado, experto en detectar entradas falsas. Tal vez él hubiese evitado que una pareja dos días atrás fuese víctimas del fraude al adquirir dos entradas, de 170 Bs., por un costo global de 1200 Bs.

El tráfico de la ciudad aumentó a medida que se acercaba la hora del trascendental partido. Y es que personas de Caracas, Valencia, Barquisimeto y de otras ciudades vecinas también dijeron presente.

Desde el sábado en la noche estaba trancada parte de la antigua avenida Intercomunal Barcelona-Puerto La Cruz.

Hubo un ambientazo en el mismo lugar que cuatro días atrás estaba convertido en un campo de guerra por los disturbios de los aficionados que no pudieron adquirir una entrada.

La alcaldía del Municipio Urbaneja tenía programado colocar una pantalla en la avenida Boulevard de Playa Mansa. Ese punto y los restaurantes con televisores sería el refugio de quienes se quedaron con las ganas de ser testigos presenciales de otro desafío en procura del primer boleto mundialista.

Una vez abrieron las puertas del estadio, a la 1:00 de la tarde, comenzaron a ingresar poco a poco los aficionados bajo un ambiente musical.

Los espectáculos previos calentaron el ambiente, tampoco hacía falta calentarlo mucho. La emoción de los afición era muy evidente. Y es que a la selección no se le ve todas las semanas, dirán ellos.

Mientras tanto, la Plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes, en Caracas, se desbordó de aficionados que vibraron con la vinotinto, pero se fueron en silencio tras la derrota.

FUENTE: VÍCTOR MIGUEL GÓMEZ TOVAR - http://www.eluniversal.com

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