En una carrera tan completa como la de Magglio Ordóñez cualquiera pudiera pensar que sería difícil encontrar el momento más especial.
Por el contrario, él lo reconoce la recuerdo sin vacilación.
“El momento más especial de mi carrera fue sin duda el cuarto juego de la Serie de Campeonato de 2006. Ese día le prometí a mi hijo que le dedicaría dos jonrones. Cuando conecté el segundo sabía que habíamos pasado a la Serie Mundial, pero lo primero que hice fue señalar hacia el palco donde estaba él para decirle que había cumplido”, dijo un emotivo Magglio a través del otro lado del hilo telefónico.
Además de ese, prácticamente su sello de marca, hubo varios episodios memorables en la carrera del falconiano, como la Corona de Bateo obtenida en 2007 o su participación en las dos primeras ediciones del Clásico Mundial. Él lo sabe y al mirar en retrospectiva se siente satisfecho con lo que hizo.
“Estoy muy orgulloso de lo que pude lograr en mi carrera. Yo siempre supe que tenía talento para jugar beisbol y por eso me dediqué a esto, con mucha constancia, con mucha disciplina y aunque no hubiera querido que fuera de esta manera, por mi salud, debí retirarme”, se lamentó uno de los toleteros más prolíficos en la historia de Venezuela.
Para Ordóñez, otro momento especial tuvo que ver con su participación en el Clásico Mundial. “Para mí fue un orgullo muy grande porque me pude poner la camiseta de Venezuela. En verdad todo lo que hice, cada vez que saltaba al terreno de juego fue por mi país, por dejar el nombre de Venezuela muy en alto”.
Momentos difíciles
Así como precisa los momentos de gloria, también evoca los ratos amargos.
“Yo creo que las lesiones representaron los momentos más difíciles de mi carrera. En 2003 pensé que no iba a poder superar la fractura en la rodilla y que mi carrera había llegado a su final. También los problemas en los tobillos de los que finalmente no pude recuperarme”, explica Ordóñez con el tono sereno y el ritmo pausado que siempre lo han caracterizado.
“No creas, tomar la decisión de retirarte no es fácil, porque aun te sientes en condiciones de volver a un terreno de juego, pero mi salud decía otra cosa y considero que fue mejor así”.
Magglio también evalúa los sacrificios que tuvo que hacer como jugador y ahora piensa en su familia.
“La vida del pelotero es de mucho sacrificio y es por eso que ahora, aunque todo está muy reciente, quiero dedicar un tiempo a mi esposa y mis hijos, a compartir con ellos. Después de eso evaluaré muchas otras cosas como seguir apoyando a Caribes de Anzoátegui (en Venezuela)”.
Ese momento de gloria, fue en Detroit, el lugar en el que su carrera llegó a la cima y es por eso que será ahí donde el domingo oficialmente colgará los spikes.
“Detroit creyó siempre en mí y quiero que el homenaje sea ahí en ese estadio donde viví momentos tan especiales”, cerró la conversación.
FUENTE: César Augusto Márquez - http://www.liderendeportes.com
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