La principal opción para muchos es tirarla cerca de la entrada de los balnearios en el Caroní. Allí pasan días, hasta que es quemada o sacada en camiones.
A pesar de los letreros de “no bote basura aquí” son muchos los cerros de desperdicios. El panorama se agudiza cuando se intenta ingresar al cerro conocido como “El Chupi”, donde la calle está casi tapada por basura, sin ningún aviso que advierta que unos metros más allá queda un farallón pues la vía se fracturó.
En medio de aquel escenario abundan olores, animales muertos y demás desechos. La misma situación ocurre hacia la urbanización Riberas del Caroní.
En Unare es el mismo panorama, sólo que combinado con cloacas desbordadas. Los vecinos y comerciantes se quejan de que los camiones no se dan abasto para hacer la recolección y ellos deben sacar la basura hacia las islas, agrupándolas en la ruta principal en espera de que los recolectores hagan algo para llevarse aquel cúmulo que asusta a todos por la cantidad de animales, sin contar con el tufo que provoca.
La situación evidencia la crisis en el sistema de recolección, y al hecho de que la ciudad ha crecido sin que los servicios se adecúen a las necesidades de la población.
FUENTE: Natalie García - http://www.correodelcaroni.com
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