Así que fue a su taller y creó a la mujer que pensaba que el público deseaba: un modelo con senos desbordantes y nalgas bien alzadas, una cintura de avispa y piernas largas, una fantasía en fibra de vidrio al estilo venezolano.
Las proporciones aumentaron y, con ellas, las ventas. Ahora sus maniquíes y otros similares son el estándar en las tiendas de todo el país. Es una imagen polarizadora del físico femenino que atrae la atención desde los umbrales de las pequeñas tiendas donde venden ropa barata a mujeres de clase media, así como desde los aparadores de sofisticadas boutiques en los grandes centros comerciales.
Quizá la intención artística de Álvarez era imitar la realidad, pero en una cultura impregnada de este tipo de imágenes, la realidad supera al arte. (PULSE AQUÍ PARA VER MÁS)
FUENTE: Con información de NYTimes - http://www.oronoticias.com.mx