lunes, 15 de diciembre de 2014

Cuestionan cirugías estéticas en Venezuela

Venezuela es un país obsesionado con la belleza de las mujeres y los concursos que premian estas características físicas. El país ha generado seis Miss Mundo, siete Miss Universo, seis Señoritas Internacionales y dos Señoritas Tierra.
Estos certámenes aglutinan frente al televisor a casi 20 millones de espectadores, un tercio de la población, que ven en estas jóvenes representantes un orgullo para el país.

El fenómeno social unido a la pobreza de la que muchas familias quieren escapar, lleva a algunos padres y madres a introducir a sus hijas en escuelas especializadas para ser Miss desde la infancia. Los sueños y la desesperación llevan a algunas chicas a pasar por unas prácticas que más bien parecen una tortura.

El periódico Daily Mail viajó hasta la escuela de Misses más antigua de Caracas y ha comprobado el doloroso camino que recorren algunas venezolanas con tal de conseguir colocarse la corona de la belleza nacional, previo paso para competir con las representantes de otros países.
Hormonas a los 9, implantes a los 15 y extirpación del intestino a los 16

Niñas con 12 años inician una carrera de operaciones de cirugía estética como el levantamiento de las nalgas o retoques en la nariz. A los 15 años se tiene la costumbre de regalar implantes de silicona para el pecho. También es muy importante para estas chicas controlar el peso. Para ello llegan a tomar medidas extremas como extirparse parte del intestino para que su cuerpo no absorba tanta comida. Es un atajo para las indisciplinadas o las que no consiguen bajar la aguja de la báscula por sí mismas. Otras optan por coser en su lengua una malla de plástico que haga doloroso comer alimentos sólidos al tener que masticarlos primero.

Algunos padres comienzan a inyectar hormonas en sus hijas a edades tan tempranas como los nueve años con el fin de frenar la pubertad para que sus piernas crezcan más de lo normal.

Algunas jóvenes dejan la escuela y se pluriemplean en tres o hasta cuatro trabajos para poder pagar la academia, los desfiles, la ropa, el maquillaje y las operaciones. El director del centro Belankazar, Alexander Velásquez, asegura que la inmensa mayoría de las niñas que concursan tienen unos orígenes muy humildes. Son conscientes de que un buen físico abre muchísimos caminos profesionales en su país, por encima del esfuerzo y una educación de primera calidad.
Decenas de jóvenes mueren por la cirugía estética

Tanto esfuerzo al final no sirve para nada. Muy pocas de las adolescentes que se someten a estas prácticas consiguen triunfar. La mayoría acaban siendo protagonistas del fracaso o de algún tipo de desgracia. Decenas de jóvenes pierden la vida anualmente en alguna de las intervenciones de cirugía estética.

Pese al riesgo y los esfuerzos del Gobierno venezolano por educar a las jóvenes sobre los riesgos de la cirugía estética, es muy difícil eliminar del ADN de los venezolanos esta obsesión. En 2005, Hugo Chávez cortó la emisión de Miss Universo durante 15 minutos para emitir un discurso a los ciudadanos. Miles de personas protestaron en Caracas con caceroladas desde las ventanas de sus casas o disparando al aire sus armas.

Velásquez confiesa que Venezuela no tiene las mujeres más bellas del mundo, sino que sabe producir a la mujer hermosa perfecta. Para él y para muchos venezolanos se trata de ser un profesional y un modo de vida.

FUENTE: http://www.teinteresa.es

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