A Don Pedro de Ansoategui Yza, bautizado en Elorrio en 1666, le sucedió su hijo Don Esteban y a este su nieto Don Pedro Ansoategui Orbe, residente de Vizcaya, quien se unió con doña Francisca de Trañabarrera en 1681. Su hijo, Don Pedro de Ansoategui Trañabarrera, recibió el sacramento en el mismo lugar en 1692.
Fuera del viejo lar nativo, Don Agustín de Ansoategui nació en Cádiz, fue Contador de Navíos y sirvió a la corona en distintos empleos en la Real Armada y realizó diversos viajes para Su Majestad.
Un hijo de Don Agustín de nombre Antonio de Anzoátegui (quien fue abuelo del egregio patriota) era originario de Elorrio, llegó a ser Capitán de Navío y Comandante de Fragata en la escuadra española, donde se inició como Cadete Aventurero en 1759, se desempeñó con valor en la guerra contra Inglaterra, fue Guarda Bandera en la Toldilla de la Capitana y, en 1740, Guardacostas y participó en el encuentro sostenido con las balandras de Curazao. Realizó varios viajes entre La Guaira y la península, con reconocido mérito tanto en la marinería como en el pilotaje, y se le designó Segundo Teniente de sus fragatas para la Real Compañía Guizpucuana en 1755. Se casó con doña María de Juaristi, cuyo apellido es originario de Guipúzcoa.
Uno de sus hijos, Don José de Anzoátegui Juaristi, nacido en las Vascangodas en Guipúzcoa, fue el padre de nuestro insigne héroe, celebró sus nupcias en Nueva Barcelona con Doña Juana Petronila Hernández, de cuya unión nacieron seis hijos, entre ellos José Antonio, y uno de sus hermanos, Agustín se estableció en el Ecuador, en donde existe descendencia.
El nombre inmortal del general José Antonio Anzoátegui aparece en los hechos singulares de los años terribles de la independencia y fue ejemplo de abnegado patriotismo en Mosquitero, Araure, Baragua y Barquisimeto; en el Palmar, San Carlos y Valencia; en Arao, Carabobo Primera y en las Brujitas; en Mucuchíes, en el sitio de Bogotá y en la heroica defensa de Cartagena; en los combates de Carúpano, Onoto y Chaguaramas; en las batallas de Alacrán, Juncal y San Félix; en Cojedes, en Caujaral y en otros lugares, testigos todos de sus grandes hazañas, pero resaltó de manera singular su admirable denuedo en Gámeza, Pantano de Vargas, Boyacá, batallas que coronan con laureles hermosos la frente de los libertadores de Colombia, plenas sus vidas de virtud y de honor para alcanzar y sostener la libertad de la patria.
Se cumplen 224 años del nacimiento y 194 de la muerte del gran héroe oriental.
| FUENTE: José Félix Díaz Bermúdez - http://eltiempo.com.ve |
