domingo, 24 de febrero de 2013

Astrónomos venezolanos vigilan un asteroide que podría chocar con la Tierra

Ojos venezolanos siguen cuidadosamente la trayectoria de objetos celestes potencialmente peligrosos para el planeta, como el asteroide Apofis. Se trata de una roca de 325 metros de diámetro –tres y medio campos de fútbol– descubierta en diciembre de 2004 y que, según se calculó inicialmente, la probabilidad de que chocara con nuestro planeta era de 2,7%. Cuándo: el año 2029. Dónde: en una vasta franja entre Rusia y Venezuela.
Puede que sea muy remota la probabilidad de que este viajero termine por dar contra nuestro territorio, pero la colisión no se descarta. Por eso, las noches del 21 y el 22 de enero pasados, el Grupo de Astrofísica Teórica, coordinado por Orlando Naranjo, astrónomo profesor de la Universidad de Los Andes (ULA), observaron a Apofis desde las instalaciones del Observatorio Nacional de Llano Alto (Mérida) del Centro de Investigaciones de Astronomía (CIDA). Registraron la posición del asteroide y la reportaron a la Unión Astronómica Internacional.

Naranjo explicó al Correo del Orinoco que el observatorio venezolano tiene ventajas comparativas a la hora de hacerles seguimiento a estos asteroides; entre otras, la de estar cerca del ecuador. Esta ubicación le permite cubrir gran parte de los dos hemisferios, lo que facilita observar la marcha de bólidos que se desplazan a decenas de miles de kilómetros por hora. Desde otros lugares no hay suficiente tiempo para seguirlos.
PRECISAR LA RUTA

“El Apofis se empezó a ver durante su paso por el hemisferio Sur –a una distancia de 14,5 millones de kilómetros de la Tierra– y nosotros pudimos fotografiarlo y obtener sus posiciones, que son importantes porque pueden decirnos si su órbita está cambiando”, explicó Naranjo.

El seguimiento del Apofis continuará el mes de febrero, tiempo durante el cual permanecerá visible. Sin embargo, en estos momentos el asteroide se deja ver muy temprano al anochecer, y a esa hora las condiciones atmosféricas en Llano Alto no son buenas, debido al frío y la alta humedad que afecta los equipos. “Hemos podido trabajar después de medianoche”, comentó Naranjo.

Estas observaciones pueden dar detalles de las características, las propiedades y el comportamiento de este tipo de cuerpos celestes, datos que pueden servir para poner en marcha planes para mitigar los riesgos de un paso mucho más cercano, e incluso un eventual choque con la Tierra, por remoto que este parezca.

“Nos interesa conocer cuáles son las causas que hacen que estos objetos estén acercándose más a la Tierra. Creemos que se trata de Júpiter y sus fuerzas gravitacionales”, conjeturó Naranjo.
¿EN TRAYECTORIA DE IMPACTO?

Aunque el pasado 10 de enero, científicos del Laboratorio de Propulsión de la NASA (JPL por sus siglas en inglés) descartaron un impacto del Apofis en 2036 (uno en un millón), Naranjo dijo que hay que seguir observando al asteroide, porque podría ser que se acerque más a la Tierra. De hecho, parece que eso sí va a suceder.

Hace apenas unas 72 horas, el pasado jueves 21 de febrero, la NASA reportó un estudio que advierte que no se puede descartar un potencial impacto de Apofis en los años siguientes a 2029. La investigación destaca –con base en extensivas mediciones ópticas y de radar tomadas entre 2004 y 2012– que el Apofis pasará sobre la Tierra en 2029, a una altitud de 31.900 +/- 750 Km. Esa distancia es lo suficientemente cercana para que la gravedad del planeta desvíe el asteroide de su trayectoria y lo traiga a pique contra el planeta.

Cuando un planeta atrae hace que un asteroide se precipite sobre su superficie, se dice que el cuerpo afectado entró en la ranura gravitacional del astro. La ranura (keyhole) gavitacional es la zona donde la gravedad de un planeta puede alterar la trayectoria de un asteroide.

MÁS DE 600 HALLAZGOS

Las observaciones del Apofis son parte de un proyecto que el Grupo de Astrofísica Teórica desarrolla en alianza con el Ministerio del Poder Popular para Ciencia, Tecnología e Innovación, al cual está adscrito el CIDA. Su finalidad es la búsqueda de objetos celestes en movimiento que se acercan a la Tierra, como cometas y asteroides.

Este proyecto cuenta con la colaboración de la astrónoma venezolana e investigadora del CIDA, Giuliat Navas, así como con la participación de estudiantes que están desarrollando sus tesis de maestría, licenciatura y doctorado con los datos que se obtienen de estas observaciones estelares.

Desde que comenzó el proyecto, a principios de la década de los 90, explico Naranjo, han descubierto más de 600 asteroides, dos objetos cercanos a la Tierra y varios cometas que no pudieron seguir identificando, porque apenas pudieron ser observados una noche y no se puede poner nombre en una sola observación.

ATENAS, APOLO Y AMOR ORBITAN EN EL CIELO

Un asteroide es un cuerpo celeste relativamente pequeño, inactivo y rocoso que orbita al Sol. Aunque la mayoría están confinados en un cinturón ubicado entre las orbitas de Marte y Júpiter, algunos se aventuran hacia otras órbitas planetaria, debido a perturbaciones gravitacionales.

Los asteroides cercanos se clasifican en tres categorías principales según sus parámetros (o elementos) orbitales: objetos Amor, objetos Apolo y objetos Atenas.

En el perihelio (el punto más cercano de la órbita de un cuerpo celeste alrededor del Sol), las órbitas de los asteroides Amor alcanzan una distancia al Sol comprendida entre 1,017 y 1,3 unidades astronómicas (UA es la distancia media Tierra-Sol, equivalente a 150 millones km). Puesto que la órbita de la Tierra se sitúa entre 0,983 y 1,017 UA del Sol, los objetos Amor llegan a atravesar la órbita de Marte, pero no la de la Tierra.

Los objetos Apolo, en cambio, tienen en el perihelio distancias inferiores a 1,017 UA y, por lo tanto, pueden atravesar la órbita de la Tierra; sin embargo, su semieje mayor supera 1 UA, lo cual significa que su periodo orbital dura más de un año.

Los objetos Atenas (desconocidos hasta 1976) tienen un semieje mayor inferior a 1 UA y, en consecuencia, pasan la mayor parte del tiempo en la zona de espacio interior a la órbita terrestre.

El asteroide Apofis –que significa dios de las diabluras y destrucción según la mitología egipcia- es del tipo Atenas.

FUENTE: Josefina Blanco - http://www.correodelorinoco.gob.ve

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