Avanzar hacia el sistema público nacional de salud que contempla la Constitución venezolana requiere medidas específicas a corto y mediano plazo. Por un lado, habría que poner punto final a la ingente cantidad de recursos que el Estado gasta en pólizas de seguro para sus empleados y usarlos en el fortalecimiento de la plataforma de salud pública y, por el otro, sería necesario incorporar al sector privado bajo mecanismos de control sobre el lucro.
A partir de este planteamiento, el especialista brasileño en seguridad social Armando De Negri, desarrolló una ponencia denominada “Universalismo versus Aseguramiento”, en calidad de invitado internacional al I Encuentro Nacional contra la Privatización de la Salud, evento que comenzó este martes y se prolonga hasta el miércoles en seis ciudades de Venezuela.
De acuerdo con cifras de la Alianza Interinstitucional por la Salud (AIS), en 2011, el Estado venezolano transfirió al sistema privado de salud 7.742 millones de bolívares, mientras que el presupuesto para el todo el sistema público comprendió 15.000 millones de bolívares.
Durante una entrevista con AVN, De Negri, que también integra el Comité Ejecutivo del Foro Social Mundial, dio a conocer su visión sobre el funcionamiento del sistema de salud en Venezuela, antes de remitirse a los orígenes de la seguridad social:
“En América Latina se implantó con mucha fuerza la idea de un sistema basado en la contribución de los trabajadores, empleadores y el Estado, constituyendo un seguro social que en su origen, años 30 y 40 del siglo 20, siempre estuvo orientado a proteger a los trabajadores y sus familias, y no a la totalidad de la población. Esto está muy inspirado en el sistema bismarckiano, de Alemania, pero aquellos países tenían pleno empleo y la capacidad de recaudación era muy alta, y eso era posible en sociedades salariales, que tenían una gran cobertura de trabajo formal con salarios. No es el caso nuestro, tenemos muchísimos trabajadores informales.
Nuestra realidad se adapta más a la otra perspectiva de la seguridad social, la de (William) Beveridge, que propone un sistema de protección social para todos, sin ningún tipo de exclusión, basado en el financiamiento logrado por la recaudación del Estado, por impuestos generales, que es mucho más inclusivo y responde al principio de universalismo”, comenzó De Negri.
¿En que consiste ese principio?
El universalismo es una conquista histórica de los pueblos. Se trata de garantizar la protección social a todas las personas. Que éstas no queden en la miseria al tener una enfermedad que le imposibilite trabajar, o al envejecer, que cuando no estés en capacidad de proveer lo que necesites, esté cubierto por esa lógica colectiva de protección. Ese principio ha ganado mucha vigencia desde el siglo 18, ya en la Revolución Francesa eso estaba claro, pero el problema es la forma de hacer realidad ese principio.
Y en Venezuela ¿Cómo observa el avance de la universalidad de la seguridad social?
La Constitución venezolana contempla un sistema público nacional de salud, que es para todos, pero todavía se mantiene un sistema donde los mismos trabajadores del Estado que gozan del seguro social tienen pólizas para ser atendidos en el sector privado. Esos son recursos que deberían invertirse en el fortalecimiento de la plataforma pública, y lo que se está haciendo es robustecer al sistema privado, que a su vez funciona libremente, pone sus precios y establece su propia lógica. Creo que hay que superar la lógica de privilegios de los trabajadores formales.
¿Y qué piensa de las iniciativas como la Alianza Interinstitucional por la Salud (AIS)? Ya logró un baremo para controlar costos en 10 clínicas de Caracas...
Poner en debate el tema de los costos es un paso importante. El Estado debe conocer la estructura de costos para controlar la especulación en los servicios de salud privados. Me parece importante también que sean los trabajadores formales, privilegiados con pólizas, los que están generando el debate. Ahora, controlar los costos no es suficiente, hay que avanzar hacia ese sistema público nacional de salud que dice la Constitución.
¿Qué otra cosa debería hacerse?
Yo les he dicho a los trabajadores que están metidos con el tema de la Alianza (AIS) si están conscientes de que tienen que ceder parte de sus privilegios para llevar el sistema hacia la universalidad. Si yo tuviera que decidir sobre este tema diría que habría que terminar con las pólizas, trasladar todos esos recursos hacia el fortalecimiento del sistema público e incorporar el sector privado en el marco de un contrato público de prestación.
A la par, hay que avanzar hacia un sistema donde la mayoría de los servicios sean del Estado, porque si no igual se genera una dependencia con el sector privado, y éste puede generar presión diciendo, si usted, Estado, no me cambia las reglas del juego, no le presto más servicios. El Estado tiene que seguir invirtiendo y empoderando su infraestructura, de manera que el sector privado sea complementario.
¿Estatizar todo el sistema de salud?
No, el problema es que el sistema de seguridad social fragmentado ha generado un círculo vicioso, entonces el debate que se da hoy acá pone en jake tres cosas: Uno, ¿Hacia dónde vamos? ¿Al universalismo o hacia un sistema de aseguramiento fragmentador, donde hay privilegiados? Dos, ¿Vamos a seguir financiando a un sector privado, sin transformarlo en parte de un aparato público?, eso no significa estatizar, sino someter al sector privado a la lógica de organización pública, establecer mecanismos de control. Y tres, aquí hay un problema de autoridad política, desde mi punto de vista, porque quien paga, manda, y si el Estado es el que está pagando esos servicios, ¿Por qué no manda?
Yo hablo de organizar un contrato para lograr un sistema público nacional, como lo dice la Constitución, que agrupe todos los servicios del Estado y también los servicios que son de naturaleza privada, pero que como son pagados por el Estado, pasen a funcionar bajo controles específicos.
Hay que instituir los mecanismos de control sobre el mercado, vivimos en sociedades de mercado, es la realidad, por lo tanto, lo que necesitamos es fortalecer los mecanismos públicos que controlan ese mercado, es el rol del Estado, el que paga tiene que mandar.
Similar al Sistema Único de Salud de Brasil...
Nuestra experiencia en Brasil fue similar, sí, en el año 88 definimos que todo el mundo tenía derecho a la salud, pero nos dimos cuenta de que habían millones de personas por atender y de que la capacidad del Estado era insuficiente. Tuvimos que sumar todo lo que había, incluso los servicios privados. Aquellos hospitales religiosos, de caridad, por ejemplo, pasaron a formar parte de un contrato que los incluye en el sistema público nacional, pero siguen siendo jurídicamente entes privados, son pagados con tablas de valores de referencia nacional. El Estado controla el margen de lucro.
Con respecto a iniciativas como Barrio Adentro, ¿Le parece que suma puntos para el fortalecimiento de ese sistema público nacional de salud?
Hay progresos indudables, pero me parece que la velocidad de crecimiento es muy lenta todavía, con relación a la necesidad y la demanda de servicios. Es un tránsito muy complejo, mientras se consolida un sistema eficiente, hay que pensar en respuestas inmediatas.
FUENTE: Yesenia Chapeta - AVN
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