Una entrada para el partido del sábado entre Venezuela y Chile por la eliminatoria rumbo a Brasil 2014 es tan deseada en Puerto La Cruz, como la solución a las constantes fallas eléctricas.
Largas colas, que iniciaban desde la madrugada, en las taquillas del estadio José Antonio Anzoátegui y en los Centros Comerciales Plaza Mayor y Caribbean Mall -elegidos como puntos de venta por la empresa organizadora Main Event- han sido religiosas desde el pasado lunes 28 de mayo, cuando se inició la venta de boletos para el choque.
Y es que el deseo y ánimo de los aficionados por ver a la vinotinto se mantienen firmes, a pesar de la "desorganización y poca información".
"Haré lo que sea por ver a la selección", soltó Evelyn Serrano, quien vive en Cumaná y ayer cumplió su cuarto día intentado, junto a su novio y un primo, adquirir los boletos.
"Está situación me parece una falta de respeto, no cumplen con el cronograma y uno no sabe nada", agregó Serrano, quien presenció el año pasado en Puerto La Cruz el primer triunfo de Venezuela ante Argentina en eliminatoria. "Para ese juego compré las entradas tres días antes sin ningún tipo de problema".
Evelyn llegó ayer a las afueras del José Antonio Anzoátegui primero que el inclemente sol (4:20 de la madrugada), instaló unas sillas para hacer la espera más "cómoda" y luego de ver por cuatro horas como crecía la fila se enteró que las taquillas permanecerían cerradas hasta mañana y que las entradas para la Popular Norte Superior D y Popular Sur Superior E (tienen un costo de 170 BsF) estaban agotadas.
El anuncio lo dio el encargado de velar por la seguridad del Polideportivo, que alberga al gimnasio de baloncesto Luis Ramos, casa de Marinos de Anzoátegui.
"Esas eran las entradas que yo quería", confesó Serrano quien se volvió a marchar con las manos vacías y una desilusión que crece con cada intento fallido.
Evelyn viene desde Cumaná, pero dos jóvenes estudiantes se trasladaron desde Valencia, porque "no pudimos comprarlas por internet".
Ambos llegaron a Puerto La Cruz ayer en la mañana y no tenía donde hospedarse, por ello el descontento los embargó cuando escucharon que la venta estaba postergada. "¿Ahora qué vamos a hacer?".
De la tediosa espera no se han salvado ni las personas mayores. Rosmary Rubiano, de 62 años, ha intentado desde las 5:00 de la mañana del domingo, a pesar de que tiene una herida de siete puntos en la pierna izquierda.
Rubiano es colombiana, pero está en el país desde 1965. "Soy una venezolana reencauchada. Ya me siento parte del país y estoy orgullosa de la selección", espetó Rubiano, quien estuvo presente cuando la policía repelió con gases lacrimógenos la protesta del domingo en la Intercomunal Barcelona-Puerto La Cruz.
"Aquí no han respetado a nadie. Nos han tratado como unos animales", cerró Rubiano.
FUENTE: VÍCTOR MIGUEL GÓMEZ TOVAR - http://eluniversal.com
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