Todos los años, durante el mes de septiembre, María Da Graca deja su residencia en Caracas, la capital venezolana, y viaja a Puerto La Cruz, estado Anzoátegui.
A veces la acompaña una imagen de la Virgen del Valle, otras viaja sola y al llegar a la ciudad porteña adquiere una efigie de la Patrona del Oriente con la cual asiste a la tradicional Bendición del Mar.
“Ya tengo varias virgencitas en la casa. Vengo (a Puerto La Cruz) para que me la bendigan, me encantan las actividades y la misa me llena muchísimo”, manifestó.
Abrazada a una imagen de “Vallita” ataviada con tules color dorado, Da Graca asistió este jueves al Paseo de la Cruz y el Mar (antiguo Paseo Colón), donde se ofició la Bendición del Mar.
“Es una devoción muy familiar, toda la familia involucrada en vestir y pasear a su virgencita, es precioso. Yo siempre le digo (a la Virgen): "Yo no te pido, yo te amo”, destacó.
Comentó que está segura de “que ella (la Virgen) concederá lo que juzgue conveniente. No he tenido necesidad de pedirle, pero la amo muchísimo”.
Quien si debió pedir con urgencia a la Virgen del Valle fue Margarita Castillo, habitante del sector Chuparín Arriba de Puerto La Cruz y asistente a la Bendición del Mar.
“Iban a apuñalar a mi hijo y yo me aferré a ella (a la Virgen). Le pedí y me escuchó. Mi hijo salió ileso. Fue un momento muy difícil, pero ella me escuchó”, refirió.
Resaltó: “siempre he creído en la Virgen del Valle. Todos los años vengo a la Bendición del Mar y la sacamos a pasear. De verdad, la quiero mucho”.
A Marlene González, habitante del sector Las Delicias de la ciudad porteña, la devoción le viene desde su más tierna infancia, cuando conoció de los milagros de la Virgen por su familia.
“Creer en la Virgen del Valle es algo natural en mí y en mi familia. Yo siempre le pido mucha salud para todos nosotros y hasta ahorita todo bien”, acotó.
FUENTE: AVN
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