Puerto La Cruz.- Luz González vive en lo más alto del cerro Valle Lindo, ubicado en la parte alta de Puerto La Cruz y para llegar a su hogar, debe caminar 900 metros y subir 157 escalones.
Antes de comenzar la caminata, toma un poco de aire y trata de conversar poco para no agotarse.
En sus manos lleva tres paquetes de harina para las arepas de la semana, un kilo de carne molida, café, huevos, cazabe y azúcar, sin contar con el bolso que guinda en su espalda, donde carga su monedero. Allí guardó también dos kilos de papas y uno de tomates que compró en oferta en el mercado porteño.
Después de saludar al señor Carlos, quien tiene una bodega a la entrada de la comunidad, comienza a caminar por la inconclusa calle a la que le sobra la maleza y le falta el asfalto.
Cómo evitar hablar con Domingo, quien vive al comienzo de las empinadas escaleras que construyeron entre los mismos vecinos hace más de 30 años y que un jueves por la mañana pintaba la fachada de su hogar.
“¡Vecino, el agua llegó ayer, se le olvidó avisarme!”, dice Luz antes de comenzar a coordinar la adquisición de una bomba para darle fuerza al vital líquido y que así pueda llegar a su casa. Ella no pudo llenar su tanque el día anterior porque a las 3 de la madrugada fue cuando un ligero chorrito comenzó a salir de la tubería en su casa.
Continúa su recorrido y en el primer descanso, después de subir 23 escalones, se sienta para “agarrar fuerzas”.
Luz se encontró en el camino a “dominguito”, presunto azote de la zona y decide apurar el paso. Tiene miedo de que le quite los 80 bolívares que tiene en el morral.
“Aquí no perdonan a nadie y cuando roban a alguien, ninguno de los habitantes sale en defensa”.
Tres adolescentes comienza a gritar. ¡Encontraron una culebra en la calle, claro, está cubierta con maleza! Con un machete comenzaron a cortar el monte y entre los matorrales estaba. Era una tragavenado de metro y medio de largo.
Uno de ellos la toma en sus manos y quiere convertirla en su mascota, mientras tres vecinas refutan “hay que matar ese animal, es un peligro”.
¿Hasta cuándo?
Obeida Salazar es una de las fundadoras del sector y asegura que al único que ha visto subir el cerro es a Nelson Moreno, antiguo alcalde de Sotillo.
Explica que el cerro pertenece a los sectores Valle Lindo y Andrés Bello y que desde hace 40 años, cuando se fundó, la calle principal está sin asfalto. Las demás vías son escaleras.
En diciembre de 2010, ocho casas se derrumbaron y los 16 escalones que daban acceso a ellas también, por lo que la misma cantidad de familia quedó en la calle.
“Todavía estoy esperando la casa que me ofrecieron”, dice María Rodríguez, quien desde entonces habita con una vecina y la ayuda con los quehaceres del hogar para colaborar con ella.
Al lado vive Eneida, su vivienda está dos metros bajo el nivel de la vía y allí han caído tres carros este año, uno de ellos fue el de Manuel, quien resultó ileso y su carro quedó inservible.
En el sector hay tres casas en riesgo de derrumbarse y sus ocupantes aseguran que de allí no saldrán sin solución.
“Necesitamos una manito, aquí vivimos seres humanos y nuestros votos también cuentan” dijo Luz al llegar a su casa, donde no había una gota de agua al menos para calmar la sed que le dejó la caminata.
FUENTE: Giovanna Pellicani / El Mío - http://eltiempo.com.ve/locales/puertocruz/comunidad/fin-del-camino-fotos/29119
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