domingo, 28 de agosto de 2011

La mujer que se hizo respetar a punta de plomo

Aunque por sus venas corría sangre europea, su crianza, sus gustos y sus mañas eran las típicas de cualquier guaireño.
Las burlas de sus amiguitos y el hambre pareja que pasó de pequeña, por la pobreza extrema de su familia, le formaron una coraza. Antes de llegar a los 18 años era, en términos modernos y coloquiales, lo que conocemos como una "4x4".

Había dado la cara por su vieja y se había echado la familia al hombro, pero de una manera nada fácil. Alejandra, de muchacha, aprendió a convivir con los "guapetones" del barrio, y luego con los malandros más sonados de aquella época de mediados de los años 90.

Al principio, era sólo el "empate" de los líderes, pero al tiempo, empezó a tomar parte en las operaciones. Asaltos, escapadas, "trampas" y hasta tiroteos le ganaron una fama de "guerrera" que llevaba con orgullo.

Tanto fue así que entre las bandas se corrió la voz de que no podían realizar "chambas" (atracos en el argot hamponil) en toda Playa Verde, porque esa era la zona de Alejandra.

No era nada raro escuchar a las viejitas del barrio amenazar a los delincuentes: "le voy a decir a Alejandra. Esa sí viene y te corre". Y los tipos hacían caso. La fama no era bulla.

Cada vez que robaban un vehículo o cometían un atraco sonado en Playa Verde, la gente ya sabía quién estaba detrás. Tenía su propia banda y hasta pactos con la policía. Más de una vez trataron de allanarle su casa, pero evadía los operativos. "Siempre algún sapo me datea", se jactaba. Había recién pisado los 29 años. En esos días "no andaba en nada", recuerda la gente.

Una mañana salió en su Empire negra sin placas. Iba en plena vía de su zona cuando un auto le cerró el paso. Se escucharon las detonaciones.

Alejandra cayó al piso. Algunos dijeron que ni arma llevaba ese día, pero el Cicpc aseguró luego, en rueda de prensa, que se había enfrentado a tiros a una comisión mixta de ese organismo y de Polivargas.

Dejó un dolor profundo en su familia y en su único hijo. El día de su entierro, los seguidores pintaron consignas en paredes y autobuses. Otros respiraban aliviados por su partida. Era querida por unos, odiada por otros, pero eso sí, respetada por todos.

FUENTE: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/actualidad/sucesos/la-mujer-que-se-hizo-respetar-a-punta-de-plomo.aspx

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