domingo, 26 de agosto de 2018

Juan José López; “La inteligencia no es difícil de encontrar sino de cultivar”

Juan José López tiene 18 años, pero habla con una seguridad que incluso resulta complicado de encontrar en personas de más edad. Responde todas las preguntas con serenidad y comenta sobre su futuro académico en el Departamento de Física en la Universidad de Princeton, como un presente en evolución, aunque apenas acaba de egresar del San Agustín de El Paraíso, donde se graduó de bachiller con un promedio de 19 puntos.

Se sabe con el potencial para participar en descubrimientos que permitan convertir la ficción de los viajes interestelares en una realidad, pues considera que en algún momento el ser humano tendrá que migrar a otra parte, pues la tierra no aguantará por muchos siglos más.

Pese a la fácil evocación, por la similitud de intereses, Juan José advierte que no es Sheldon Cooper, un doctor en Física con pésimas relaciones interpersonales, el principal personaje de la serie The Big Bang Theory, interpretado por el actor Jim Parsons. “No les tengo alergia a las mujeres ni a la gente; no me importa si se sientan donde yo me siento, y también considero que tengo una mayor capacidad de entender el sarcasmo”, comenta.

“Me considero bastante inteligente, pero no considero que la inteligencia sea difícil de encontrar, sino difícil de cultivar; pues solo se debe encontrar algo que te motive a serlo. La inteligencia existe en todas las áreas del conocimiento humano”, expresa quien con un coeficiente intelectual de 130 puntos, por encima del promedio, no presta atención a ese indicador al que supone subjetivo. Sin embargo, gracias a sus capacidades y dedicación a los estudios, fue aceptado por siete universidades de EEUU: no solo lo seleccionó Princeton, también Harvard y otras cinco instituciones académicas que desearon tener a este joven caraqueño como uno de sus alumnos.

El 10 de agosto, el hijo único de un contador y una abogada partió a Princeton. Aunque prácticamente pudo estudiar donde quisiera, escogió esa institución ubicada en New Jersey por tener el mejor departamento de Física del mundo, donde dio clases Albert Einstein. Allí planea especializarse en mecánica cuántica, el área que considera más interesante de la Física; esta se encarga de estudiar los objetos más pequeños en el universo, mejor conocidos como las partículas subatómicas.

Nació el 17 de junio del año 2000. Toda su educación la vivió en los pasillos del colegio San Agustín de El Paraíso. El joven cuenta que a los ocho años un libro de Stephen Hawking que le regaló su padre le cambió la vida: aprendió sobre los agujeros negros y entendió que físico es lo que quería ser.

Asegura que lleva muchas cosas a Estados Unidos; una de ellas la crisis venezolana y cómo es ir en el carro de sus papás y ver a muchachos de su edad comiendo de la basura. El joven manifiesta que uno de sus objetivos es volver al país, cuando culmine su academia, para ayudar a reconstruir el panorama científico de la mano de un gobierno que apueste por ello.

¿A qué edad comenzó tu interés por la física?
–Mi papá me regaló un libro de Stephen Hawking a los ocho años y de ahí nació mi pasión por la física. A través de él yo pude conocer qué son los agujeros negros y la inmensidad del espacio. Pude aprender las diferencias que causa en el tiempo y el espacio la teoría de la relatividad de (Albert) Einstein; cómo a nivel subatómico la realidad se comporta totalmente diferente a como la percibimos.

Desde ese momento entendí que la física es la ciencia que nos permite saber verdades tan fundamentales del universo.

–¿Cómo puedes definir a los agujeros negros?
–Los agujeros negros son una región del espacio que se forma cuando un cuerpo celeste colapsa sobre sí mismo y toda su masa es comprimida en un punto bastante pequeño, tan pequeño que genera un campo gravitatorio del que ni siquiera la luz puede escapar.

Se pueden dar de muchas maneras, en mayor proporción cuando colapsan estrellas antes de morir. Básicamente los agujeros negros se forman si tienes un montón de masa en un lugar muy pequeño.

–¿De qué te sirvió comprender la física desde los ocho años?
–Principalmente me sirvió como una fuente de motivación, porque ya sabía lo quería ser y mis esfuerzos se enfocaron a ello.

La parte más difícil cuando se es estudiante de bachillerato es saber qué quieres hacer, y yo desde los ocho, diez años, he estado casi seguro de que esa área de la ciencia es a la que me quiero dedicar en mi vida profesional.

–¿En algún momento dudaste que la física era lo tuyo?
–Claro. Todo el mundo duda sobre la carrera que desea estudiar y yo no soy la excepción.

Mis familiares o amigos a veces me preguntaban ¿física?, ¿para dar clases? Y aunque esta afirmación es cierta en países como Venezuela, donde actualmente no hay mucho futuro para el área investigativa, yo les decía que yo planeaba hacer mi carrera en Estados Unidos porque las oportunidades están allá.

Aunque yo estudiaré en Princeton y haré experiencia en sus laboratorios, espero que en algún futuro en Venezuela haya un panorama investigativo para la física. Ese es uno de mis objetivos: que luego de mi postgrado, doctorado y primeros descubrimientos pueda regresar al país y dé la mano a un gobierno que desee apoyar y reconstruir el panorama científico.
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–¿Qué le falta a Venezuela para reconstruir ese panorama?
–A Venezuela le faltan personas, infraestructura y motivación. En especial la motivación, porque la astrofísica, física cuántica, la relatividad, son áreas que no te van a dar un resultado inmediato sino un conocimiento abstracto que tal vez te ayude a desarrollar nuevas tecnologías y eso sin motivación se convierte en frustración. ->>Continuar leyendo...



FUENTE: Con información de https://elpitazo.com ->> Ir

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