Hausman dijo, al abrir su exposición, "le pido perdón a Cúcuta por lo que le ha hecho mi país", en el marco de Expogestion Frontera 2015, un evento de promoción de paradigmas empresariales neoliberales, según lo reseña el diario La Opinión de la ciudad fronteriza.
El cierre de la frontera, al que se sumó anoche la declaratoria del estado de excepción en cinco municipios del estado venezolano de Táchira, fue ordenado por el jefe de Estado de Venezuela, Nicolás Maduro, tras un ataque a cuatro efectivos del Ejército, por parte de paramilitares al servicio de contrabandistas.
La línea fronteriza con el Norte de Santander sirve de canal para el cuantioso contrabando de extracción de productos básicos que desde Venezuela son llevados ilegalmente y por caminos irregulares hasta buena parte del territorio colombiano.
Además Cúcuta sirve de asiento a un mecanismo cambiario que artificialmente ha implantado una tasa depreciada para las transacciones con bolívares y que permite financiar y hacer sumamente rentable los negocios de extracción de bienes esenciales.
Son los llamados "cambistas profesionales", quienes amparados en la Resolución 8 del Banco de la República, pueden realizar operaciones cambiarias sin reportarlas a las autoridades y con la tasa que definen arbitrariamente los operadores del contrabando.
El negocio ha dejado ganancias de tal magnitud que sólo en el año 2013 las empresas de uno sólo de estos cambistas, Julio Velez Trillos, obtuvieron utilidades superiores al 3 mil por ciento (3.000 %).
Ese modelo de negocios no sólo ha propiciado el desabastecimiento en Venezuela, sino que adicionalmente ha impuesto una devaluación inducida a la moneda venezolano, ya que sobre esa base se calcula una tasa de cambio con respecto al dólar (el llamado Dolar Today) dirigida a boicotear la economía venezolana y a favorecer a los traficantes de drogas que pueden legitimar sus capitales con una tasa mayor a la real.
Sin embargo, paradójicamente, según la lógica de Hausmann, es Venezuela quien le hace daño a Cúcuta cuando intenta defender legítimamente su soberanía y los intereses nacionales.
Pero su país es la Colombia de Uribe Vélez
En realidad Ricardo Hausmann no puede hablar de Venezuela, porque desde 2008 y por voluntad propia, es ciudadano colombiano juramentado por el entonces presidente colombiano, Alvaro Uribe Vélez.
El acto, realizado el 15 de diciembre de ese año en el Salón Protocolario de la presidencial Casa de Nariño, sirvió para que Hausmann le dijera a Uribe "que es un honor y orgullo recibir la nacionalidad de un país que siente propio", según la reseña publicada en el portal web de la Presidencia de Colombia.
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