Eso demuestra un estudio difundido aquí de un equipo de la Universidad estadounidense de Kansas City en momias cuyas edades oscilan entre cinco mil 800 y cuatro mil años, un largo período, casi inconmensurable, en relación con el tiempo que sus propietarios anduvieron por este valle de lágrimas.
Un tercio de las momias egipcias, cuyos propietarios se suponía que llevaban vidas saludables, mostraron signos de endurecimiento de las arterias, una de las principales causas de muerte entre los que compartimos hoy este mundo de nanotecnología, viajes al espacio y cuanta quimera pueda suponerse, además de hábitos perniciosos.
Estudios anteriores demuestran que los egipcios antiguos basaban su alimentación en frutas, legumbres, derivados de la harina y carnes, aunque, a la clase superior se les supone adictos a alimentos exóticos y a medio corromper que por entonces eran símbolos de distinción.
Pero sobre todo, mucha cerveza, que para eso la inventamos, se dirían ellos, un gusto que ha resistido el paso aplastante del tiempo para delicia de las grandes mayorías.
Las conclusiones de la pesquisa indican que el endurecimiento de las arterias es una enfermedad común entre los humanos y síntoma de envejecimiento, esa realidad a la cual se han buscado remedios disparatados, entre ellos el del monarca de la antigua China que ingería infusiones con oro que lo llevaron a la tumba.
De algo hay que morirse, dirán los fumadores, los devoradores de grasas polisaturadas y otros suicidas que tal vez encuentren consuelo en el estudio de marras.
FUENTE: Prensa Latina - http://www.correodelorinoco.gob.ve |