Una verdadera desgracia se vivió ayer en el barrio Luna de Piedra, detrás del motel Venus, donde una pareja de esposos fue asesinada a batazos y puñaladas y su hija resultó herida, tras un “acoso” que mantenía un vecino con la madre de la niña.
Después de recibir la llegada del Año Nuevo y compartir con los vecinos, Gilberto Antonio Reyes Álvarez, de 34 años, y su pareja Érika María Fernández Gamarro, de 24; fueron al interior de su vivienda para descansar junto con su hija Valeria Reyes Fernández, de cuatro añitos.
Los esposos laboraban como policías aeroportuarios en el aeropuerto La Chinita.
El agresor es un supuesto vecino enamorado de la mujer, quien, al parecer, sería consumidor de drogas. Autoridades investigan si los asesinos estarían bajo efectos de sustancias ilícitas.
Familiares indicaron que cuatro hombres, incluyendo el vecino, irrumpieron en la residencia para robarles sus pertenencias.
Los golpearon y finalmente los habrían apuñalados delante de su pequeña hija, quien también resultó herida en el violento ataque.
Según información aportada por los residentes de la zona al Cicpc, la niña habría recibido un golpe en el rostro de parte de los ladrones y le fracturaron el maxilar inferior.
Se conoció, por los moradores de la zona, que Reyes Álvarez se apresuró a la cocina a buscar un cuchillo para defender a su familia de los malhechores, pero fue golpeado con un bate en la cabeza y luego lo apuñalaron hasta matarlo.
Posteriormente, a su esposa la introdujeron en la habitación, abusaron sexualmente de ella y la degollaron encima de la cama, contó un familiar de la pareja. Les habrían robado entre tres o cuatro mil bolívares.
“En la mañana, el padre de la muchacha llegó a verlos. La puerta del frente estaba cerrada y cuando fue hacia el patio los encontró muertos dentro de la casa.
A la niña la consiguió llorando cerca del cadáver de su papá y ella cuando lo vio le pidió que la ayudara, que le dolía el pecho. Los hombres también la golpearon en su cuerpecito”, relató muy consternado un primo de Gilberto Reyes.
La menor fue trasladada a la emergencia del Hospital Universitario. Su estado era reservado. Según la policía científica, la niña recibió un golpe en la boca.
Dentro de la casa, la escena fue más dantesca. Rastros de sangre habían en el suelo alrededor del árbol de Navidad. En el patio habían platos rotos, tapas de cerveza, arena y enseres revueltos en el piso.
En llanto estalló la progenitora de Érika Fernández cuando su otra hija le dijo que ambos estaban muertos. “¡No puede ser, mi hija. Ay, Dios mío, y mi muchachita, qué le hicieron, dónde está!”, preguntó la familiar sobre su nieta.
“Ella no quería estar aquí. A ella no le gustaba esta cerca”, recordó entre lágrimas y furiosa a la vez la madre de la víctima, haciendo referencia al alambre de púas que rodeaba la humilde vivienda.
Jorge Fernández, padre y suegro de los fallecidos, no soportó la magnitud de la tragedia y sufrió un preinfarto en el sitio del suceso. Fue llevado a la clínica Los Olivos y su estado era de condición estable.
Trascendió que el vecino enamorado responde al nombre de José y fue capturado ayer por el Cicpc en la tarde. Un familiar del presunto homicida pertenece a la Guardia Nacional y colaboró en la búsqueda.
Tras la detención del supuesto asesino, las comisiones policiales lograron identificar al resto de los participantes en el doble homicidio y están tras su pista.
Amigos de la pareja estaban conmovidos. “Gilberto era intachable y ella una buena mujer”, dijo una trabajadora del aeropuerto.
FUENTE: http://www.panorama.com.ve
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