lunes, 16 de abril de 2018

“Los he atajado con un bistec pegado al cuerpo”: Consecuencia de la crisis en restaurantes de Caracas

Avisos, prohibiciones y hasta revisiones de “pies a cabeza”. Son las medidas que gerentes y dueños de diversos locales de comida en Caracas se han visto obligados a tomar. Y aunque la vigilancia sobre los empleados no es algo nuevo, si se ha hecho más extrema a medida que la crisis en el país incrementa.

“Los he atajado en la puerta 5 minutos antes de salir y al menos dos de ellos llevaban un muslo o un pedazo de bistec pegado al cuerpo con papel envoplast”, revela el encargado de un reconocido restaurante de comida española, ubicado en Chacao, a la altura de la avenida Francisco de Miranda.

El hombre aunque asegura que en años anteriores el local también presentaba pérdidas por hurto de alimentos o utensilios, actualmente estas cifras han aumentado y tanto la práctica como la cantidad advierten a la gerencia sobre las necesidades extremas de quienes lo aplican.

“Es evidente que los salarios que actualmente les ofrecemos, aunque superan el sueldo mínimo, no les alcanza para cubrir sus necesidades y las de su grupo familiar. Entendemos que esa es una de las primeras razones de por qué hacen lo que hacen, sin embargo no podemos aceptarlas y al final terminamos prescindiendo de sus servicios”, agrega.

El gerente y socio de un popular local de carnes en Las Mercedes explica que en el último año, la directiva ha optado por pensar en sus empleados al momento de hacer las solicitudes de sacos y pacas de arroz, harinas o pastas.

El joven caraqueño responsable de la administración y del personal de este local sí considera que la crisis ha aumentado este tipo de mecanismos, sin embargo dice que las medidas que han venido tomando por experiencia en situaciones similares años atrás, han impedido que el daño sea más grave.

“Hace dos o tres años, un empleado salió con la mitad de la camisa mojada. Al interrogarlo, se puso nervioso y terminó alzándose la camisa y confesando que llevaba una ‘correa de chorizos’. También vimos como envolvían en un pantalón de trabajo un T-bone (carne) y lo metían en el bolso. Fueron situaciones que nos alertaron”, explica el encargado del restaurante en Las Mercedes, quien admite que ahora el mayor problema lo encuentran en las puertas del local.

El establecimiento al este de la ciudad que ha logrado sortear la crisis internamente activando medidas más extremas sobre los trabajadores, enfrenta otro dolor de cabeza también consecuencia de la falta de alimentos.

“A diario, vienen personas a pedirnos la comida que sobró. Para ellos, también ponemos reglamento. Si no lo hacemos, nos vemos en la obligación -o al menos es lo que ellos creen- a darles todos los días”, expone el gerente general, quien en una oportunidad ayudó a un grupo de menores de edad y estos al día siguiente le amenazaron por no haberles proporcionado más comida.

Esa es la realidad que viven actualmente los negocios de alimentos en Caracas y en el resto del país. Mientras algunos batallan contra el hambre de sus trabajadores y las consecuencias que esto implica, otros colaboran con personas en situación de calle bajo el riesgo de no ser bien retribuidos.

FUENTE: Con información de Rayli Lujan - http://www.venezuelaaldia.com - (PULSE AQUÍ)

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