jueves, 12 de abril de 2018

El desgarrador relato de un venezolano que regresó a su país de vacaciones después de tres años

Gustavo Contreras es comunicador social y documentalista venezolano de 33 años. Haces tres años y dos meses llegó a Buenos Aires, en busca de una nueva vida. Desde ese entonces nunca volvió a su país, hasta que finalmente lo hizo este año. En 2015 Venezuela ya estaba en crisis. Pero la situación en este momento es alarmante. Seguramente ni el desgarrador relato de Gustavo alcance para realmente entender cómo viven hoy en día los venezolanos. Sin embargo, sí sirve para conocer cómo es el día a día.
Ya la principal preocupación del venezolano no es la política ni la inseguridad -que es mucha-, sino la grave escasez de alimentos y medicinas que hace que la población quede inmersa en una constante supervivencia.

"Alguien con cáncer que necesite radioterapias debe irse de San Cristóbal porque la única máquina que aún funcionaba no sirve desde hace seis meses. Los destinos más cercanos para el tratamiento son Maracaibo (público) y Araure (privado", señaló Gustavo, cuya familia es oriunda de San Cristóbal, estado Táchira, por medio de su cuenta de Twitter.


"Conseguir pollo es casi imposible. Su consumo es un verdadero lujo", agregó.

En diálogo con Infobae, recientemente el ex presidente de la Asamblea Nacional (AN), el opositor Julio Borges comentó que para ciertos trabajadores en Venezuela es más rentable no asistir a trabajar. El joven comunicador expuso un caso particular sobre esto.

"En Corposalud trabajan de lunes a jueves porque no es rentable para los empleados de esta institución pública asistir a su trabajo los cinco días hábiles, ya que el pasaje de transporte público supera el sueldo", indicó.

Gustavo señaló que la crisis también se está viendo reflejada en las escuelas venezolanas: "Los colegios se están quedando sin profesores, quienes forman parte del éxodo, y, en el mejor de los casos, tienen que recurrir a padres profesionales para impartir materias como matemática, literatura, biología, etc".

El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), en su informe de diciembre de 2017, ubicó a Venezuela como el segundo país más peligroso del mundo, sólo detrás de El Salvador. La ONG reportó que el país registró 26.616 muertes violentas el año pasado.

Esa gran inseguridad también la pudo evidenciar Gustavo durante su viaje: "Después de las 7 de la noche no se ven personas caminando en la calle. O te mueves en carro o pides un taxi (…) Los negocios del Sambil San Cristóbal empiezan a cerrar a las 6 de la tarde para que sus empleados puedan agarrar las últimas unidades de transporte público hacia sus casas. Los negocios que sobreviven, muchos cerraron".

Por su parte, la crisis económica también se evidencia en las calles. El comunicador social contó que el máxima de dinero que se puede retirar de un cajero -unos 10 mil bolívares-, no alcanza ni para comprar la bebida local "Maltín Polar".

"Como los billetes del 'nuevo cono monetario' son una joya, hay personas que te ofrecen el doble de su valor por transferencia bancaria. Nadie usa efectivo porque nadie tiene. Todo se hace de forma electrónica", sostuvo.

Gustavo también hizo referencia a la alta corriente migratoria de venezolanos que semana a semana deciden construir un futuro en otro país: "En el Puente Internacional Simón Bolívar hay una cola interminable y diaria de personas saliendo hacia Colombia (destino final o punto de partida hacia otros países). Nadie entra a Venezuela".

"Hay personas que, una vez que llegan al puente fronterizo y escuchan los precios (en USD) de los pasajes por tierra hasta los distintos países sudamericanos, deliberan con sus acompañantes y deciden su destino", añadió.

"Nada de esto me lo contaron, ni lo vi en CNN, ni me lo pasaron las tías desocupadas por Whatsapp", concluyó, en su crudo relato.

Consultado por Infobae, Gustavo compartió los sentimientos tuvo al volver a su país y encontrar tan caótica situación: "Fue un choque de sentimientos: por un lado tuve una alegría infinita al ver a mi familia y amigos después de tanto tiempo. Y por el otro, la tristeza e impotencia de ver los padecimientos del día a día para la gente que trabaja honestamente".

FUENTE: Con información de Agencias - https://www.infobae.com

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