jueves, 18 de diciembre de 2014

(Anzoátegui) Situación irregular generó caos en Hipermercado Bicentenario de Barcelona

Mercedes Fuentes fue una de las primeras en llegar ayer a la cola que se formó frente al Hipermercado Bicentenario, ubicado en la ave­nida Jorge Rodríguez. Una veci­na le dijo que venderían carne, pollo y pernil, pero lo que hubo fue un atajaperro que terminó con tiros y gases lacrimógenos.

Ella llegó a la 1:00 de la madrugada al expendio de ali­mentos con una silla plegable de plástico y un trozo de cartón que pretendía usar para cubrirse del sol. Tenía 39 personas delante.

A las 6 am, dos empleados del Bicentenario dieron paso a 20 personas para que se forma­ran bajo el techo que está en la entrada principal del hipermer­cado, lo que al parecer molestó a algunos de los que quedaron afuera.

“La cola estaba organizada, pero de pronto llegaron unas mujeres que parecían revende­doras y amenazaban con derri­bar el portón”, dijo Mercedes.

Cuenta que a las 8:30 am los que se aglomera­ban en el portón de salida del estacionamiento, pedían a gritos que les permitieran entrar. Seis funcionarios de Polianzoátegui estaban atentos, pues algunos comenzaron a trepar por las rejas.“Tenía miedo porque nun­ca había estado tan cerca de un alboroto de esa magnitud”.

Delante de Mercedes estaba la señora Hortencia, quien termi­nó por usar la silla que llevó su compañera en la fila, porque a sus 67 años sufre de artritis. Ya sus rodillas estaban adoloridas y tenía ambos pies hinchados.

El forcejeo en el portón se intensificó hasta que el grupo lo­gró derribarlo, quedando debajo Hortencia otras dos mujeres y un adolescente que hacía la cola con su mamá.

“La gente comenzó a correr al interior del local y le pasaban por encima a quienes quedaron bajo el portón. Los policías echa­ron cinco tiros al aire y lanzaron tres bombas lacrimógenas”, contó, al tiempo que buscaba la sandalia que perdió en el “bululú”.

A Hortencia la auxilió un funcionario de Polianzoátegui, a quién le rozó el portón en la ca­beza y le dejó una herida abierta detrás de la oreja izquierda.

Un grupo de hombres levantó la pesada puerta y rescató a los que quedaron debajo. Todos resultaron con aporreos.

Al lugar llegaron 10 moto­rizados de Polianzoátegui para calmar la situación, que fue controlada luego de que su­puestamente unos buhoneros se adueñaran de la primera fila.

Muchos, como Luisa Paiva, quien tenía en brazos a su bebé de un mes de nacido, perdieron su puesto en la cola y decidieron retornar a sus hogares con las manos vacías.

El show debe continuar

A las 9:00 am la situación se nor­malizó. Las primeras 30 perso­nas salían con bolsas en mano. La venta continuó sin percances.

Rubén Hurtado fue uno de los primeros en salir. Compró tres pollos y tres bolsas de carne de primera, lo que sumó Bs 810.

“No había pernil y nos dijeron que quienes compran hoy no podrán comprar pollo y carne sino hasta dentro de siete días”.

¡Fueron los buhoneros!

No faltaron las presunciones y aseveraciones de quienes queda­ban en la cola, que a las 10 de la mañana llegaba hasta la bomba de gasolina que está en la Av. Intercomunal, al lado del abasto.

Félix Barreto ya había compra­do y cuando salía con sus bolsas pidió prudencia y compostura a quienes quedaban en la fila.

Aseguró que él había escucha­do cuando un grupo de supuestas vendedoras informales llegaron “de la nada” y se colocaron de primeros.

“No es la primera vez que las veo. Una de ellas es morena, de cabello rulo negro, y la acompaña siempre una rubia. Ambas son agresivas. Por eso digo con certe­za que fueron los buhoneros los que causaron el desastre”.

Agregó que los miércoles son los días de parada de los informa­les, lo que le hace presumir que por eso muchos aprovecharon para ir a “hacer de las suyas”.

Se escucharon cinco detonaciones seguidas de tres bombas lacrimógenas, que hizo correr a más de uno hacia la avenida Jorge Rodríguez y a la urbanización Pascal.

En tres platos

Entre algunas personas se rumoraba que los uniforma­dos habían arrestado a dos chamos, pero se intentó hacer comunicación con el director de Polianzoátegui, comisario general (Sebín) José Rivero, para confirmar la información y no atendió las llamadas telefónicas. Tampoco se pudo confirmar la lesión del unifor­mado herido con el portón.

Romelia Pinto vendió ayer agua y refrescos en los alre­dedores del Hipermercado Bicentenario, y a pesar de lo que allí se suscitó, asegu­ró que la venta estuvo “de maravilla” pues estar bajo los inclementes rayos del sol obli­gó a muchos a comprar de sus bebidas para hidratarse. A las 10:00 de la mañana le queda­ban tres aguas y dos maltas.

Siete funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) llegaron al hipermerca­do Bicentenario para prestar apoyo a los uniformados de Polianzoátegui y allí se mantuvieron hasta las 12:00 del día, cuando al parecer notaron que eran pocas las personas que se encontraban en la cola que desapareció pasadas las 3:00 de la tarde.

FUENTE: Giovanna Pellicani - http://eltiempo.com.ve

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