domingo, 28 de agosto de 2011

El sur de Anzoátegui busca un futuro más verde que el petrolero

Perseverantes, afanosos, dichosos de ver convertidas a las flores del mastranto llanero en el néctar de una de las mejores mieles del país, los hombres que por décadas han venido luchando para darle a los arenales de la Faja del Orinoco, un futuro más verde y de un sabor distinto a los aceitosos del petróleo, están ahora ante las perspectivas del proyecto agroindustrial que impulsan Venezuela y Brasil para convertir a esta región en una potencia suramericana en soya y maíz.
Los grandes mereyales que florean hasta dos veces por año y dan base a una creciente industria confitera artesanal, el mango, el potencial maderero que ofrecen los grandes bosques de pinto caribe de Los Colorados, la reciente cosecha de 15 millones de kilos de patilla y de 800 mil kilos de maní, 975 toneladas anuales de carne de cerdo en canal, 500 mil pacas de pasto, y 2 millones de kilos de semillas de sorgo, cosechadas en 700 hectáreas, hablan –en cifras- de un potencial agrícola y porcino con fuerte influencia en el mercado venezolano.

“No es cualquier cosa que ahora estemos ante la posibilidad de desarrollar siembras de soya y maíz blanco y amarillo, en 36 mil hectáreas desde Aragua de Barcelona hasta Soledad. El petróleo es la base de todo, pero el futuro no es petrolero, es agrícola”, dice, con entusiasmo Manuel Barnáez.

Él forma parte de una legión de 2.500 productores del sur de Anzoátegui que obtenido créditos y maquinarias para desarrollar, en una primera fase, 7 mil hectáreas con ese rubro. Ya disponen de silos, aportados por el ministerio de Agricultura y Tierras, para almacenar hasta 40 mil toneladas, cerca de El Tigre, en el complejo agropecuario José Inácio Abreu e Lima, bautizado con el nombre de un legendario guerrero brasilero que se sumó a Bolívar en la campaña por la libertad de Guayana. El proyecto está apoyado por Brasil.

Paralelamente al desarrollo de una siembra de 50 hectáreas de soya, Bernáez y otros 45 apicultores, están aportando este año al mercado nacional 225 toneladas de miel de abeja. La flor de mastranto proporciona el néctar para las 3.400 colmenas que tienen en producción al sur de El Tigre y Pariaguán.

Pareciera que de repente, las brisas de las sabanas de Guanipa soplan con un aire de mucho optimismo agrícola. No faltan quienes recuerdan que esos sueños de grandeza agropecuaria en las tierras del petróleo vienen cabalgando por décadas, con muchos protagonistas y muchos reveses y contratiempos, pero siempre con persistente optimismo. La región llegó a tener hasta caballos de carrera cuando la actividad hípica animaba a millones de venezolanos a jugarse el futuro cada semana en un cuadro de 5 y 6.

Ganadería vacuna en baja por la inseguridad

Mauro Barrios Rodríguez, presidente de la Asociación de Ganaderos del sur de Anzoátegui, aboga por asistencia técnica y crediticia para ese sector productor. Dice que las grandes inversiones oficiales no se ven en la ganadería. Denuncia que muchos de esos recursos van hacia gente totalmente ajena a ese sector. ”La inseguridad personal y jurídica ha sido otro factor muy negativo durante la última década”, afirma convencido de que todo ello ejerce influencia en el bajón que sufre la producción de ganado vacuno en El Tigre, Pariaguán y en zonas adyacentes como El Chaparro y Aragua de Barcelona.

Anzoátegui, según el más reciente censo conocido (1998), llegó a contar con un potencial de 763 mil cabezas de ganado, con meta hacia un millón. Barrios Rodríguez, quien desciende de una familia con tradición en la producción pecuaria en El Tigre y Pariaguán, dijo a Últimas Noticias que la merma comenzó a manifestarse desde hace doce años. “Ahora, apenas llegamos a 310 mil cabezas. De acuerdo con las propias cifras oficiales, la merma es de un 60% aproximadamente”, afirmó.

“El factor inseguridad, los secuestros que se han hecho sentir especialmente en los últimos cinco años, han forzado a muchos propietarios a no acudir a sus fincas. Las inversiones han ido en descenso, especialmente por parte del sector privado, agobiado por el acoso del hampa y las amenazas de expropiación oficial de las tierras ocupadas por la ganadería regional”, dijo.

Denuncia que ahora no son solo los propietarios quienes eluden pernoctar en sus fincas. Asaltos, robos e incluso ultrajes sexuales y crímenes, atemorizan a mayordomos y obreros. Muchos no se quedan a dormir en las fincas ni con paga doble.

Argentinos metidos hasta el hoyo con el maní

A medida que Cantaura y los predios Kariñas quedan atrás, quienes llegan a El Tigre se sienten entre los sabanales del petróleo. La visión no es equivocada, pero con una salvedad: Los hombres llegados a esta geografía de 534, 55 kilómetros cuadrados, que se extiende desde Guárico hasta el Delta, con epicentro en el sur de Anzoátegui y Monagas, siempre han sido fervorosos en darle utilidad agrícola y ganadera a esos arenales, pantanos y ríos de la Faja del Orinoco, ahora definida como la más grande reserva mundial de crudos pesados.

Al rechinar de las cabrías y al resplandor de los mechurrios, los antecedieron hatos y cultivos indígenas y después extensas siembras respaldadas por modernas técnicas de producción. Un italiano, Florentino Zaurín, fue pionero en la siembra de maní. 40 años después, un grupo argentino –de Córdova- en alianza con José Luis Ferrera, proyecta sembrar 400 hectáreas de la oleaginosa, luego de una muy exitosa cosecha de ensayo.

Pasto para la ganadería de Guárico y Bolívar

El sur de Anzoátegui proporciona parte del pasto que consume la ganadería de Guárico y Bolívar. Los cambios climáticos los han favorecido. Como quiera que los dos últimos ciclos lluviosos prácticamente se han unido y el fenómeno de los incendios forestales sabaneros, esta vez no los afectó, en El Tigre esperan en estos momentos una producción de aproximadamente 500 mil pacas de pasto forrajero. Lo normal son 300 mil por año.

“En toda la Mesa de Guanipa podrían haber unas diez mil hectáreas en producción. Eso nos asegura un buen volumen de pacas”, dijo José Luis Ferrara, quien participa, en primera línea, en los proyectos de maní. También ha cosechado papas, en cultivos experimentales que se iniciaron con 150 hectáreas en el 2010.

Ferrera da impulso a la divulgación de la región en el ámbito agrícola. El Centro Cultural Español de El Tigre, cuya presidencia ejerce, ha propiciado encuentros entre productores locales y agricultores de Las Canarias.

FUENTE: http://www.mundo-oriental.com.ve/DetalleNoticia.aspx?IdNoticia=19661

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